Cuando pensamos en grandes líderes empresariales como Elon Musk o tal vez en uno de nuestros antiguos jefes irritantes, la humildad no suele ser la primera cualidad que nos viene a la mente.
¿Qué significa ser humilde?
La humildad puede ser fácilmente malinterpretada dependiendo de dónde se busque su definición. El diccionario Merriam-Webster, establecido en 1831, define la humildad como una visión modesta o baja de la propia importancia o humildad. Sin embargo, el Libro de Proverbios, que data del año 700 a.C., podría proporcionar una definición más completa y pura de la humildad, si no la más antigua. Describe la humildad como una actitud de modestia espiritual que surge de nuestra comprensión de nuestro lugar en el esquema más amplio de las cosas.
Como razonó Albert Einstein, "cuanto más sabes, más humilde te vuelves". Y eso es el comienzo de la sabiduría.
Numerosos estudios de investigación han demostrado que los líderes que muestran humildad tienden a ser mejores oyentes, inspiran un trabajo en equipo efectivo y alinean a todos (incluyéndose a sí mismos) hacia los objetivos organizacionales en comparación con los líderes que no exhiben este rasgo.
Según una encuesta realizada en 105 empresas de software y hardware, publicada en el Journal of Management, los CEOs que demuestran humildad llevan a equipos de liderazgo de mayor rendimiento, aumentan la colaboración, la cooperación y la flexibilidad en el desarrollo de estrategias. A nivel gerencial, los rasgos asociados con la humildad, como buscar retroalimentación y centrarse en las necesidades de los empleados, generaron niveles más altos de compromiso y desempeño laboral de sus colaboradores directos.
La humildad es una de las cualidades más importantes
Los líderes humildes entienden que no son la persona más inteligente en todas las situaciones, ni necesitan serlo; admiten sus errores cuando las cosas salen mal y destacan a otros cuando las cosas salen bien. Animan a las personas a expresarse, respetan las diferencias de opinión y promueven las mejores ideas, pero lo más importante es que son personas dispuestas a aprender, y lideran con el ejemplo e inspiran a otros a seguir el mismo enfoque.
A lo largo de mi carrera en Recursos Humanos, he comprendido que el liderazgo efectivo se define principalmente por la acción en lugar de simplemente por el estilo. Algunos líderes son ruidosos y arrogantes, mientras que otros son callados e introvertidos. Algunas tienen un don natural para entender las cosas rápidamente y fácilmente, mientras que otras tienden a enfocarse más en soluciones prácticas y realistas.
Al final del día, los líderes deben inspirar confianza, cooperación y compromiso entre la fuerza laboral, independientemente de su enfoque.
La próxima vez que te encarguen contratar para un puesto de liderazgo, recuerda buscar estos comportamientos en sus respuestas durante la entrevista:
¿Atribuyen los logros a otros? Si un candidato no reconoce las contribuciones de otros para alcanzar sus éxitos, es una señal de alerta.
¿Admiten los errores? Una persona humilde no solo admite cometer errores; buscan comprender qué hicieron mal y qué deberían cambiar en el futuro. Ten especial cuidado con los candidatos que culpan a otros y se eximen de responsabilidad.
¿Aceptan la retroalimentación constructiva? ¿El candidato admite haber recibido críticas en trabajos anteriores? ¿Cómo respondieron? Idealmente, el candidato reconocerá la validez de la retroalimentación y demostrará una respuesta reflexiva.
¿Se esfuerzan por superar sus debilidades? Todos tenemos brechas de habilidades. ¿Ha reconocido el candidato las suyas y ha buscado mejorarlas?
¿Ayudan a otros? ¿En trabajos anteriores, el candidato demostró que se preocupaba por sus colaboradores directos, les proporcionaba las herramientas y la capacitación, y los ayudaba a avanzar en sus carreras?
En última instancia, a menudo nos sentimos atraídos por candidatos carismáticos con personalidades fuertes y presencia imponente, pero ahora sabes que debes mirar más allá de la superficie.
