La industria de electrodomésticos tiene la oportunidad de convertirse en un actor clave en la lucha contra las grandes crisis que enfrenta el mundo, como la alimentaria y la climática. Adoptando un enfoque proactivo y responsable, puede contribuir a un futuro más sostenible, equitativo y resiliente.
Específicamente frente a la crisis alimentaria, donde, de acuerdo con la FAO, un tercio de la comida es desperdiciada, la industria de electrodomésticos juega un papel de varias maneras. La más obvia es la de la conservación de alimentos, donde los electrodomésticos como refrigeradores y congeladores son esenciales para reducir el desperdicio. Al mantener los alimentos a temperaturas seguras, se prolonga su vida útil y se contribuye a la seguridad alimentaria.
En este punto los electrodomésticos pueden fortalecer la seguridad alimentaria más allá de la refrigeración, con tecnologías para la agricultura sostenible al desarrollar electrodomésticos y tecnologías para la agricultura que sean eficientes en el uso de recursos y reduzcan el impacto ambiental. Por ejemplo, al implementar sistemas de riego inteligentes, sensores para el monitoreo de cultivos y maquinaria agrícola de bajo consumo.
Asimismo, el sector puede aportar al facilitar el acceso a electrodomésticos básicos como refrigeradores y cocinas eficientes para comunidades de bajos recursos. Se debe promover un acceso equitativo a través de la implementación de programas de financiación y microcréditos para que las comunidades marginadas puedan adquirir estas tecnologías.
Esto representa un impacto global: entre 6 y 8 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero se pueden eliminar si dejamos de desperdiciar alimentos.
Además de la crisis alimentaria, la industria de electrodomésticos –a menudo vista como un simple proveedor de comodidades– tiene un potencial sin explotar para contribuir a mitigar otra de las grandes crisis que se avecinan en el mundo: la energética.
En los últimos años, hay un enfoque creciente en la eficiencia energética, lo que impulsa a los fabricantes a desarrollar electrodomésticos que consuman menos energía sin sacrificar el rendimiento. Por ejemplo, en 2022, las lavadoras de ropa tienen un 40% más de volumen que en el año 2000 y, al mismo tiempo, consumen menos agua.
Con la eficiencia energética como estandarte, se requiere invertir más en investigación e innovación para crear tecnologías más eficientes, como refrigeradores con aislamiento de última generación o lavavajillas con sensores inteligentes.
En México, donde la industria de electrodomésticos en México ha superado los 15,000 millones de dólares anuales, se han visto grandes avances que han surgido de la intensa competencia entre fabricantes y compañías, como lo han sido la disminución en el desgaste de las prendas de vestir cuando se someten a los ciclos de lavadoras y los nuevos diseños de equipos para lavar ropa incluyen soluciones contra bacterias y otros microorganismos.
Los refrigeradores también han tenido una evolución considerable en las fábricas mexicanas respecto a la preservación de alimentos. Por ejemplo, a la hora de realizar una regulación segmentada de la temperatura que permita disminuir el daño de estos.
Aprovecho para hacer un llamado: del 26 al 28 de junio próximos, en el CLELAC realizaremos recorridos en plantas de producción relacionadas con el sector electrodomésticos y agroalimentario en el contexto de La Cadena Fría, un evento con el que se busca recopilar las mejores prácticas para estos procesos.
Desde ahora, los electrodomésticos modernos están diseñados para ser más eficientes en el uso de energía, lo que ayuda a reducir el impacto ambiental y los costos operativos, factores importantes en tiempos de crisis energética y también económica.
Para contrarrestar la crisis energética e incluso el impacto ambiental, la industria tiene la tarea de diseñar electrodomésticos más duraderos y reparables, así como utilizar materiales de alta calidad y ofrecer opciones de reparación accesibles.
Sin duda, la industria de electrodomésticos es más que un actor para amortiguar las crisis que se avecinan, y ya está teniendo avances al respecto. Sin embargo, las soluciones están en manos de todos, de los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y los consumidores, quienes serán los que le den un mejor uso a estos dispositivos y nuevas tecnologías.
