Cada vez hablamos más de la importancia de la equidad de género en la industria manufacturera de electrodomésticos y lo seguiremos haciendo con mayor frecuencia en la medida en que los procesos en las plantas se hagan más automatizados.
No es un secreto que el rol de la mujer representa, además de un mayor estímulo al crecimiento económico, nuevas aptitudes al trabajo, una mejora en la productividad y una reducción de las barreras que frenan la incorporación de más talento en el mercado laboral.
En los últimos años se ha visto un aumento de la participación de las mujeres en este sector. Según los Censos Económicos más recientes del INEGI, el personal ocupado total en el sector manufacturero fue de 9.33 millones de personas, de las cuales el 38.4% eran mujeres. Esto representa un incremento del 4% respecto al año anterior.
Por eso, desde el Clúster de Electrodomésticos del Estado de Nuevo León (CLELAC), se han implementado programas y acciones para fomentar la inclusión y el desarrollo profesional de las mujeres en la industria manufacturera, así como para atender sus necesidades específicas como madres.
Y no tengo duda de que a medida que se aproveche más la automatización, la inteligencia artificial y los avances tecnológicos para mejorar la productividad y la innovación en la industria manufacturera, habrá más espacios para que las mujeres entren a esta industria.
La automatización será una oportunidad para que se sumen más mujeres a la industria, habrá críticos que opinen que la automatización abrirá la brecha de género, pero lo cierto es que es el momento de capacitar a más mujeres para que se integren a la nueva industria, cada vez más tecnológica.
Alcanzar una mayor participación femenina en tiempos de nuevas tecnologías requiere de políticas públicas integrales –esquemas que permitan a las madres ejercer su maternidad segura y responsable, como lo hacen en países como Canadá, y, por lo pronto, asegurarles a las trabajadoras de plantas guarderías seguras y cercanas a sus centros de trabajo, cuartos de lactancia y escuelas de tiempo completo que les permitan tener paz mental mientras trabajan–, que promuevan la inclusión laboral de las mujeres en estos tiempos. Se trata de un esfuerzo que también requiere la colaboración entre la industria, el gobierno y las instituciones educativas, que en conjunto pueden reducir la brecha de competencias y garantizar que la mano de obra esté preparada para el futuro de la industria manufacturera.
A medida que las tecnologías evolucionan rápidamente, los programas de mejora resultan esenciales para capacitar a los empleados con las competencias necesarias y ahí es donde habrá una enorme oportunidad de capacitar a más mujeres y aumentar las cifras de su participación, ya que actualmente el 62% de los empleados en manufactura son hombres.
Hoy la participación de mujeres en el sector manufacturero se concentra principalmente en puestos auxiliares y operativos, con un 55%. Pero más allá de en las plantas, que con la automatización tendrán más mujeres, se necesita que la representación femenina también aumente en los puestos directivos y gerenciales, que todavía son mayoritariamente ocupados por hombres.
Desde el CLELAC, me siento orgullosa de liderar un equipo conformado por 67% de mujeres. Y es que se ha demostrado que las mujeres pueden contribuir con sus diversas experiencias, conocimientos y perspectivas a generar soluciones creativas y efectivas a los problemas, lo que repercute en una mayor innovación y desarrollo científico y tecnológico, muy importante en una industria tan competitiva como la de los electrodomésticos, que dicho sea de paso, la de México es la quinta más importante del mundo.
