La industria automotriz mundial se encuentra en un punto de inflexión, con la electromovilidad como su insignia más prometedora. México, con su papel destacado en este sector, se enfrenta a retos significativos. La capacitación y actualización (conocidas como upskilling y reskilling) en estas nuevas tecnologías no es solo una necesidad; es un imperativo estratégico para mantener nuestra competitividad y liderazgo en el mercado.
Así, la transición hacia la electromovilidad representa un cambio fundamental en la dinámica laboral del sector automotriz. Alrededor del 65% de los empleadores en México reportan una escasez de trabajadores calificados, un desafío que se intensifica en la manufactura. [1] Es esencial, entonces, que la capacitación en nuevas tecnologías no sea un esfuerzo aislado, sino parte de un ecosistema integral que abarque desde la formación técnica hasta la especialización avanzada.
Los programas de upskilling y reskilling son cruciales para preparar a los trabajadores para los empleos del futuro, en un campo donde la electrónica avanzará para constituir hasta el 30% del valor de un vehículo, como podemos ver en el libro publicado por la Industria Nacional de Autopartes (INA), titulado Evolución de las autopartes para vehículos eléctricos en México.
Nueva generación
En el corazón de esta revolución están las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, conocidas como STEM, que ofrecen habilidades indispensables como la solución de problemas complejos y el pensamiento crítico. Específicamente, la demanda se inclinará hacia áreas como el desarrollo de software, ciberseguridad e ingeniería eléctrica, esenciales para el diseño y mantenimiento de la nueva generación de vehículos eléctricos. México debe, por tanto, fortalecer sus programas educativos en estas áreas, asegurando que los egresados no solo estén bien remunerados, sino también altamente capacitados y listos para la innovación.
De esta manera, el sector educativo mexicano se encuentra en la coyuntura de rediseñar su enfoque hacia la innovación tecnológica. Esto implica no solo actualizar los planes de estudio, sino también adoptar modelos educativos flexibles y prácticos como la educación dual, que vincula los aprendizajes teóricos con la experiencia directa en empresas.
También, las oportunidades también se extienden al campo de la metalmecánica y la fabricación de componentes como moldes, troqueles y, particularmente, baterías de iones de litio. El desarrollo de capacidades en estas áreas es vital, dado que la demanda de baterías es cada vez más diversa y tecnológicamente avanzada.
Fuerza laboral robusta
A pesar de los desafíos, el panorama es alentador. Un crecimiento del 8.8% en la contratación de ingenieros eléctricos y en electrónica en el segundo trimestre de 2023 nos muestra que estamos avanzando en la dirección correcta[2]. Sin embargo, la brecha de técnicos especialistas sigue siendo un área de oportunidad. Necesitamos abogar por una fuerza laboral robusta y bien capacitada, que pueda llevar a México al siguiente nivel en la arena automotriz global.
En resumen, el futuro de la industria automotriz en México dependerá de cómo prepararemos a nuestra fuerza laboral para la electromovilidad. La inversión en capital humano no es solo una estrategia económica, sino el pilar de una transformación sostenible y duradera. Juntos, academia, industria y gobierno, debemos comprometernos con la educación y formación de nuestros profesionales. Solo así mantendremos nuestra posición de liderazgo y convertiremos los retos de hoy en los éxitos del mañana.
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[1] https://go.manpowergroup.com/hubfs/Talent%20Shortage%202022/MPG-Talent-Shortage-Infographic-2022.pdf / https://www2.deloitte.com/us/en/insights/industry/public-sector/strategic-workforce-development-ecosystem.html
[2] https://www.economia.gob.mx/datamexico/es/profile/occupation/ingenieros-electricos-y-en-electronica