La palabra clave en la economía mexicana de los últimos años ha sido “nearshoring”, una práctica que consiste en trasladar las actividades empresariales, especialmente, aquellas relacionadas con servicios y producción, a países cercanos al consumidor final. Este fenómeno despuntó a partir de la pandemia de Covid-19 y la guerra comercial de China con Estados Unidos y en medio de todo esto, México se ha consolidado como un destino atractivo para la operación de las empresas.
Para sacar el mejor provecho de esta situación histórica, México debe de cumplir con algunos requisitos entre los cuales están la certidumbre jurídica con un marco regulatorio claro y sólido, para así dar confianza a los inversionistas que buscan reubicar sus operaciones en México. Otro de los temas fundamentales para lograr captar estas inversiones es la capacidad de generar, transmitir y distribuir una energía de calidad, competitiva y a partir de fuentes renovables.
Parece que hay un diagnóstico claro de lo que se debe hacer en México para transformar el sueño del “nearshoring” en una realidad. El establecimiento de nuevas industrias en el país en los próximos años se traducirá en una mayor demanda de electricidad. Para satisfacer este requerimiento creciente, se necesitarán grandes inversiones, por lo que es crucial alentar a los actores privados a reincorporarse al sector energético.
Como principales retos en materia energética para México en 2024 incluyen la necesidad de aumentar la producción de energía renovable, mejorar la eficiencia en la distribución de energía, abordar la infraestructura obsoleta y gestionar las demandas crecientes de energía en línea con objetivos sostenibles.
Por ejemplo, la parte energética es el principal reto que tiene la construcción de parques industriales o bien, la ampliación de parques existentes. Tenemos identificado, en la proyección de parques industriales que se construirán entre el 2023 y 2024, que se van a requerir 2.3 giga-watts adicionales de energía eléctrica.
Sustentabilidad sin brillo
La innovación y tecnología en el sector energético de México como en cualquier parte del mundo son cruciales para garantizar un suministro eficiente, sostenible y diversificado de energía. Esto no solo impulsa el desarrollo económico, sino que también contribuye a la mitigación del cambio climático. Tecnologías como las energías renovables, la eficiencia energética y la digitalización, juegan un papel fundamental al mejorar la infraestructura, reducir costos y fomentar la independencia energética, así como la innovación en el almacenamiento de energía y redes inteligentes que optimicen la distribución.
En México, las energías renovables han experimentado un incremento en la demanda debido a que usuarios grandes y pequeños, se ven motivados a adquirir energías limpias como parte de su responsabilidad corporativa, también, porque se ha comprobado obtener beneficios económicos a largo plazo, frente a los precios de la energía convencional, el acceso a incentivos gubernamentales y alinearse al cumplimiento regulatorio, que algunos estados de la república han exigido con mayor compromiso para reducir la huella de carbono a nivel nacional.
Plantear la hoja de ruta para la creación de nuevos mercados, particularmente con la llegada del “Nearshoring” capta la atención del sector público y privado para impulsar la inversión en las tecnologías al facilitar la proximidad geográfica entre las empresas y los centros de producción.
Energía renovable
A pesar de ello, es importante tener en cuenta que también ha habido desafíos, como la necesidad de mejorar la infraestructura de la red eléctrica en México, para integrar eficientemente la energía renovable y abordar temas regulatorios. Además, los cambios en las políticas gubernamentales han frenado la inversión y desarrollo de proyectos renovables diversificar la matriz energética del país.
Bloomberg en julio de 2023, destacó a Brasil, Uruguay y Costa Rica como el top 3 de los países en América Latina que lideran la transición energética. Dicho estudio analiza qué tan atractivo y seguro resulta invertir en esos países y cómo la tecnología aplicada, permite una diversificación de sus matrices y el cumplimiento de sus objetivos nacionales.
Esto permite a los inversionistas, mayor certeza sobre su retorno de inversión y conocer la capacidad de adaptabilidad de los mercados de América Latina frente a otros globales. México hoy, se está alejando del top 10 debido los rechazos de las solicitudes de permisos de generación a gran escala, por parte de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la alta demanda de energía limpia, que en poco tiempo llevará al alza del costo de las renovables en el país.
Tener claridad sobre el panorama externo, permite a los grandes usuarios de energía en México, tomar acciones internas para mantener el dinamismo de las compañías y lograr permanencia en los mercados emergentes. Saber maniobrar de manera efectiva situaciones en crisis, impacta positivamente los resultados sobre su marca y la imagen de la empresa frente a sus accionistas, empleados, clientes y proveedores.
2024, año clave
Entonces, innovar o invertir en tecnología aplicada al sector energético, puede ser un sinónimo de rentabilidad. Con la implementación de tecnologías avanzadas para la eficiencia energética de las plantas, los grandes consumidores de energía logran optimizar sus operaciones, incluso, muchos de ellos innovan permitiendo la intervención de un especialista que le ayude a interpretar las condiciones de mercado frente a sus contratos actuales y compararlos con la data de los sistemas digitales, lo que significa una gran ventaja al momento de desarrollar una estrategia que permita reducir costos, lograr metas encaminadas a la sostenibilidad y reportar a inversionistas. Estos esfuerzos, se traducen en mayores oportunidades de negocio, y resultados tangibles en el mediano y largo plazo.
Hoy en día, existen avances tecnológicos que buscan abordar desafíos como la intermitencia de las fuentes renovables y mejorar la flexibilidad y confiabilidad del suministro de energía. La adopción de estas tecnologías debe de ser impulsada por políticas gubernamentales, incentivos y la evolución del sector energético en México.
Pero nada de esto será posible si no hay una voluntad política de para crear una política energética de mercado abierto, que promueva la competencia, insumo esencial de la innovación, y la atracción de inversión extranjera en el sector energético.
En cualquier caso, México necesita cambiar su visión respecto del sector energético. Como hemos comentado muchas veces antes, el suministro de energía es un componente crucial del crecimiento económico y la atracción de nuevas inversiones son las necesarias para aprovechar la deslocalización generada por el “nearshoring”.
Alta calidad
En este año electoral que está por iniciar, independientemente del resultado de las elecciones y de los candidatos, las necesidades técnicas y financieras de todo el sector necesariamente impondrán la necesidad de una colaboración más abierta entre el gobierno y el sector privado, con oportunidad de participación del el mayor número posible de empresas. Es de suponerse que esto se hará con transparencia a través de la contratación pública internacional, estándares y tratados internacionales.
De no modernizarse en materia de sustentabilidad, a pesar de lo importantes que son, tanto CFE como PEMEX seguirán consumiendo enormes cantidades de recursos financieros que podrían usarse para múltiples fines, tales como la seguridad pública, el fortalecimiento del Estado de Derecho, la educación pública de alta calidad, las medicinas, las oportunidades, el saneamiento, el tratamiento nacional del agua, la lucha contra erosión y degradación de la tierra y sostenibilidad de las actividades públicas y privadas; todos estos, beneficiarios indirectos de lograr una política con energías limpias.
En la industria, resulta fundamental que los usuarios tengan pleno conocimiento de las opciones disponibles en el mercado y que puedan entender cómo incorporar dichas tecnologías a sus procesos, con el debido cumplimiento regulatorio y la convergencia de diferentes esquemas de suministro disponibles en el mercado eléctrico mexicano.
Con frecuencia tanto usuarios finales como generadores, están en busca de respuestas y a la expectativa de oportunidades que les permitan impulsar y desarrollar el sector en México con una matriz energética mucho más robusta y diversificada.
Mientras eso ocurre, las empresas necesitarán contar con un plan estratégico hacia la resiliencia energética.
RECUADRO
Foco de atención
En este contexto de crecimiento de la demanda, los retos en materia energética para 2024 pueden involucrar la implementación efectiva de políticas para alcanzar metas de energía limpia, diversificación de fuentes energéticas, modernización de la infraestructura eléctrica, gestión eficiente de recursos como el petróleo y gas, y la resolución de desafíos regulatorios para fomentar la inversión en el sector. Además, es crucial abordar preocupaciones ambientales y sociales asociadas con la producción y consumo de energía.
México enfrenta varias deficiencias en materia energética, incluyendo:
- Dependencia de combustibles fósiles: La economía mexicana ha dependido históricamente de los combustibles fósiles, especialmente el petróleo. Diversificar la matriz energética es crucial para la sostenibilidad.
- Infraestructura obsoleta: Algunas áreas del país tienen infraestructuras eléctricas anticuadas, lo que puede afectar la eficiencia y confiabilidad de la red eléctrica.
- Falta de inversión: La falta de inversión en el sector energético puede limitar el desarrollo de nuevas tecnologías y la expansión de fuentes de energía renovable.
- Problemas regulatorios: La complejidad y a veces la falta de claridad en las regulaciones pueden obstaculizar la participación del sector privado y la implementación eficiente de políticas energéticas.
- Impacto ambiental: La explotación intensiva de recursos naturales, como el petróleo, puede tener impactos ambientales significativos. El país necesita abordar estos problemas para avanzar hacia un enfoque más sostenible.
- Desafíos en la transición a energías renovables: Aunque México ha avanzado en la incorporación de energías renovables, enfrenta desafíos en la transición completa, como la capacidad de almacenamiento de energía y la integración eficiente de tecnologías renovables en la red.
Abordar estas deficiencias requiere enfoques integrales que involucren políticas claras, inversión, actualización de infraestructuras y un compromiso continuo con la transición hacia fuentes de energía más sostenibles.