China-EE.UU.: invertir, alinear, competir

Tamaulipas
Adrian González.
Julio 2022
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Actualmente, se observan más noticias sobre Estados Unidos–China, sin duda, la relación más compleja e importante en el mundo.

Recuerdo, alrededor del 2002, que mi padre me platicaba sobre su trabajo, en ese tiempo era director de una empresa ladrillera basada en Monterrey que utilizaba máquinas italianas para producir ladrillo y piso cerámico. Conversando con empleados del fabricante europeo de estas máquinas, le platicaron que ya habían concretado órdenes del relativamente nuevo mercado que era China, del cual esperaban ventas importantes. Al pasar el tiempo, los ingenieros italianos le platicaron que las ventas habían sido decepcionantes; sorprendido, mi padre les preguntó sobre preferencias del mercado, calidades y eficiencia, pensando que alguno de estos puntos sería la razón, pero le comentaron que nada de esto había sido un problema, por el contrario, las máquinas se desempeñaban de manera adecuada. Lo que sucedió, le explicaron, es que sus clientes en China habían copiado las máquinas para no comprarles y, al mismo tiempo, ya nacían nuevas empresas en el país que producían copias de sus diseños para su venta interna y de exportación. La promesa de este gran mercado resultó ser efímera para esta empresa.
En ese tiempo no lo conceptualicé totalmente, pero este era el robo de propiedad intelectual que predominaría en las siguientes dos décadas; con el paso de los años se respaldó con datos el gran problema que se convirtió para muchas empresas del mundo. Aun así, la promesa de un mercado de 1.4 miles de millones de personas era demasiado atractivo para dejarlo, y muchas multinacionales decidieron ignorar e inclusive colaborar con transferencias de tecnología. El gobierno americano también lo sabía, pero priorizó la estabilidad y cooperación sobre desacuerdos comerciales.

La estrategia de China es clara y relativamente sencilla de explicar: Consiste en captar inversión, replicar tecnología y, al mismo tiempo, invertir recursos de estado para mejorarla, hacerla propia y así depender menos del mundo, mientras el mundo depende más de China. Por supuesto, esto en la práctica tiene gran complejidad, pero China es de los pocos países en el mundo que tiene la capacidad para continuamente invertir y perseguir estos objetivos.

 

INVERTIR, ALINEAR, COMPETIR

Ahora vemos cómo EE.UU. y sus aliados deciden que es necesario contrarrestar la conducta de China. En discurso, el secretario de estado, Antony Blinken, dicta que China representa la más grande amenaza al orden internacional, que EE.UU. tendrá una estrategia de “invertir, alinear, competir” y que retará enérgicamente estrategias de no mercado, la participación del estado en la economía y la falta de reciprocidad en la relación comercial con la potencia asiática. Pero clarifica que Estados Unidos no busca otra Guerra Fría y colaborará con China en objetivos de interés mutuo

 

IMAGINA ESTO

Para entender la complejidad de la relación entre las dos potencias te presento una analogía: Imagina que tu principal proveedor es también uno de tus principales clientes y también tu principal competencia. Por supuesto que tendrás roces y desacuerdos, no puedes desechar una relación tan importante, pero tienes que también pensar a largo plazo, esta es la situación en la que está Estados Unidos con China. ¿Tú qué harías?

POR: Adrian González, presidente de Global Alliance Solutions, LLC.