¿Nos topamos
con el éxito como casualidad? Muchos negocios relativamente exitosos no están seguros
cómo es que lograron la ventaja competitiva.
Antes que
nada, es necesario entender que en nuestros tiempos es fundamental igualar la
calidad de nuestros productos o servicios, y la experiencia que vive cada
cliente con los mismos.
Un ejemplo cotidiano
es que si nosotros somos consumidores de X marca de gaseosa, esperaremos
siempre encontrar una homogeneidad en cada compra que hagamos del mismo
producto, sin importar cuanto tiempo haya pasado desde nuestra última compra.
Este hecho no
es una coincidencia, es el resultado de un sinfín de ideas y controles por
parte del fabricante, cuyo resultado es lo que conocemos hoy como
“Estandarización”.
En otras
palabras, estandarizar es construir un marco de referencia que permita alinear
la operación con los objetivos de la organización, lo cual supone un reto que
debe ponernos a prueba, ya que hará que enfrentemos la realidad de nuestro
estado actual, en un proceso que parece sencillo, pero que implica antes que
nada:
·
Convicción para entender que lo que en otro tiempo
funcionó no necesariamente lo hará en nuestros días. “Todas las ideas tienen
fecha de caducidad”.
·
Humildad, para reconocer nuestras áreas de mejora
·
Estrategia, que no es otra cosa que poner manos a la
obra, de una manera planeada, estructurada y metódica
·
Como resultado, habremos de generar una serie de
nuevos hábitos que nos permitan:
·
Medir la eficiencia de los procesos Estratégicos,
Operativos y de Soporte
·
Controlar nuestros procesos
·
Mejorar nuestros resultados
Los factores
anteriores influyen en la experiencia final del cliente y permiten el logro de
los resultados deseados como empresa, los cuales siempre deben partir de la
Visión: ¿Qué deseo para mi empresa? Por lo tanto, hay que evitar pensar en
estandarización como burocratizar.
Por el
contrario, estandarizar es asegurar de una manera ordenada la efectividad de
las actividades de todos los integrantes de la organización.
Sin embargo,
esto no es algo sencillo, y el mayor reto es el cambio de paradigmas en cada
integrante, ya que esto de manera natural crea ciertos temores e incertidumbre.
Por otra parte
un tema importante es entender que la estandarización “sí” es para todos, sin
importar el tamaño de nuestra empresa, siempre y cuando esta se haga como un
traje a medida, es decir si la empresa es pequeña no debe pretender cargar con
estándares muy sofisticados o manuales muy robustos, su normatividad debe ser
fluida, sencilla y altamente efectiva, ya que además la pequeña empresa cambia
su estructura o funciones con mucha facilidad y frecuencia conforme va
desarrollándose y ampliando su oferta.
Por el
contrario si la empresa es grande, podemos entender que su normatividad deberá
obedecer a la naturaleza y complejidad de sus procesos, pudiendo tener la
necesidad de adoptar varios modelos de estandarización distintos entre ellos,
pero paralelos.
Por lo tanto,
el cambio debe ser ahora, pues mientras algunos continúan haciendo su trabajo
de la misma forma desde hace generaciones, ya hay algún competidor que está
trabajando de distinta manera.
MÁS INFORMACIÓN:
Lic.
Carlos Noé Martínez Vargas
Tel: (477)
266.1824
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