Por: Carlos E. Palencia Escalante
Unas semanas atrás, aprovechando la reunión de index Querétaro por su décimo aniversario, platiqué con varios de los asistentes vinculados a la industria manufacturera de exportación en ese estado, pero también con representantes en otras partes de la República Mexicana. Mi intención fue conocer su sentir sobre las elecciones del próximo año. Sin embargo, por los interesantes puntos de vista intercambiados, el tema político se convirtió en uno más y nos fuimos centrado en lo que apremia al sector.
Se percibe que la actividad industrial, enfoque de este espacio, debe ser primordial en las campañas formales y más allá de la jornada electoral, cuando se formalice un plan de gobierno, en el llamado Plan Nacional de Desarrollo. Y deberá serlo si insistimos en la oportunidad que México tiene para aprovechar el nearshoring como tendencia mundial.
Tanto para la relocalización como para el sector industrial ya establecido -y en él la industria manufacturera de exportación-, se requiere dar certeza a los emprendedores, a los inversionistas, al sector privado y a la sociedad en general.
Las opiniones que he captado de representantes de empresas de manufactura de exportación coinciden en construir una visión y futuro modernistas, la necesidad de unidad, por ejemplo, en políticas laborales sobre jornadas, ajustes salariales, prestaciones, formación y habilidades para el trabajo, adecuación de currículo escolar (entendida como estructura organizada de conocimientos), de evitar seguir polarizando y dividiendo a la sociedad, de reencauzar programas para acoplarnos a tendencias mundiales como son el uso racional de recursos, fuentes alternas de energía y programas a favor del equilibrio medioambiental.
El acoplamiento a la tendencia mundial y competitividad regional, otro tema que he platicado con exportadores, debe atacar viejos retos, pero que nos siguen acechando, como la desigualdad en la distribución de la riqueza, la concentración del poder económico y político, la sobreexplotación de recursos naturales, la migración voluntaria o forzada y el acceso a alimentos y agua potable, el cambiante entorno laboral (incluido el trabajo a distancia) y la formación técnica y la educación científica. Todo implica dejar de lado las ideologías y tener en cuenta que la innovación y la velocidad del cambio están siendo vertiginosos.
Sobre esto último, para 2024 y más allá, para la industria en México la educación se vuelve crucial porque estamos enfrentando con gran vértigo factores de cambio como el desarrollo tecnológico, la robotización, el big data y la inteligencia artificial, que en lo individual y en conjunto están transformando nuestras formas de comunicación, la manera en que nos transportarnos (y también las mercancías), el trabajo (presencial y a distancia), las combinaciones para aprender y trabajar en equipo, entre muchos más factores.
En lo general, puedo resumir que son tres los elementos a destacar para que retornemos la senda del crecimiento y la modernidad. Primero, una adecuada infraestructura; segundo, mejorar la seguridad tanto de personas como para las empresas y, como tercer punto, desarrollar la proveeduría suficiente de servicios como son los de agua, electricidad, alumbrado, tratamiento de desechos y caminos bien construidos.
Por separado o en combinación, estos componentes son las principales preocupaciones de los empresarios e inversionistas; son desafíos que a su vez obstaculizan el potencial que tiene nuestro país para la atracción de inversiones en momentos en los que apremia el nearshoring.
