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Industria automotriz en México: una red de redes

David Luna.
Noviembre 14, 2023

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Para Michael Porter, economista e investigador estadounidense, la concentración geográfica de empresas, proveedores, organismos públicos y privados, y entidades en particular que comparten áreas de especialización y complementariedad, facilita el desarrollo económico. Este modelo de concentración es conocido como modelo de clústeres y es una forma de incentivar la organización industrial en pro del crecimiento de sectores específicos.

En su libro "La ventaja competitiva de las naciones", publicado en 1990, Porter describe que los clústeres, al permitir interacciones y flujos más rápidos de información y recursos entre las entidades, pueden impulsar la innovación, mejorar la productividad y crear un entorno más competitivo. 

Las sinergias que surgen de ello facilitan la cooperación, fomentan la competencia y brindan beneficios colectivos, tales como un acceso más fácil a proveedores y trabajadores especializados, lo que, en última instancia, refuerza la competitividad tanto de las empresas individuales como de la región en su conjunto.

El modelo de Porter ha sido asimilado en México desde hace varios años. Tal vez el mejor ejemplo es el de la industria automotriz, en la cual se han formado ya 11 clústeres estatales: Chihuahua, Coahuila, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, La Laguna, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Zona Centro. La necesidad de crear estos modelos es reflejo de la consolidación del país como un centro de producción mundial de automóviles (7º en el mundo) y desde 2022, México es el 4º productor de autopartes, solo detrás de China, Estados Unidos y Japón.

 

Producción distribuida

 

La producción de componentes automotrices en México no solo es para el consumo nacional, sino que además se exportan autopartes, principalmente para abastecer a los fabricantes de autos en Estados Unidos. Las principales exportaciones en el sector son arneses, hilos y cables; partes troqueladas; accesorios para carrocerías; componentes de asientos; cajas de cambio; mecanismos de frenos y elementos para motores de combustión interna.

Según datos de la Industria Nacional de Autopartes, en el norte del país se concentra el 52% de la producción de componentes automotrices, mientras que en el Bajío se produce el 30% del total. Los estados con mayor producción son Coahuila (16%), Chihuahua (12%), Nuevo León (11.5%), Guanajuato (11%), Querétaro (7%) y Estado de México (6.5%).

El desarrollo de la industria automotriz y de autopartes en el país no parece desacelerarse, y con el desarrollo del nearshoring, que consiste en la reconfiguración de las cadenas productivas en el mundo, la región del T-MEC tenderá a fortalecer la concentración de la producción en la región, lo que abrirá ventanas de inversión importantes en México para incrementar la planta productiva.

De esta manera, desde hace algunos años, la necesidad de generar modelos de organización industrial en México se hizo imperante con la finalidad de desarrollar capacidades de producción en áreas como la metalmecánica, plásticos, eléctricos, electrónicos y, recientemente, ingeniería y desarrollo. Además, un objetivo fundamental de la agrupación sectorial es asegurar el desarrollo de talento especializado en la manufactura automotriz, lo que exige un modelo de triple hélice: Academia, Iniciativa privada y Gobierno.

 

Un clúster de clústeres

 

En junio de 2019, se creó en México la Red Nacional de Clústeres Automotrices (Redcam) con el objetivo de agrupar, alinear y fortalecer a los 11 clústeres existentes hasta hoy. Durante la firma del convenio, Manuel Montoya, entonces presidente de la recién fundada asociación, comentó que "puede resultar costoso para cada empresa invertir por separado en alguna necesidad, es importante unirnos e invertir en estrategias de valor para la industria automotriz que contribuyan al crecimiento nacional y regional; cada región impulsa a sus empresas, pero entre regiones podemos colaborar para apoyarnos.

" De esta manera se estableció una extensa red de colaboración en el país que promete elevar las ventajas competitivas de la industria automotriz desde la base más amplia de la cadena de valor, aquella que contempla a la proveeduría de nivel dos y tres, incluyendo materiales directos, indirectos y todos los servicios relacionados y necesarios para asegurar su crecimiento.

En esta red de valor extendida, cada región juega a partir de sus propias características y de sus propias ventajas competitivas. "Michael Porter habla de las complementariedades", explica Manuel Montoya, director del Clúster Automotriz de Nuevo León (CLAUT). "Porter analizó 10 países que habían destacado por su competitividad, veía que en ciertas regiones había una alta concentración de empresas especializadas en un sector, lo que hacía que fueran líderes en ese sector a nivel mundial. Y tiene que ver con la cadena, es decir, empresas ancla que desarrollan proveeduría y hacen fuertes a uno y a otro." 

La creación de clústeres en México busca, de esa misma manera, fortalecer cada región productiva a partir del encadenamiento de los fabricantes y sus proveedores. En el caso de Nuevo León, 120 empresas e instituciones están afiliadas al CLAUT, e incluye no solo fabricantes del sector, sino organismos estatales y universidades. Esto significa que funcionan bajo un modelo de triple hélice cuyo eje de rotación son las más de 30 Tier 1 pertenecientes al clúster.

Fabiola Aguilar, directora del Clúster de la Industria Automotriz de Coahuila (CIAC), coincide también en la importancia de este modelo de colaboración. "Trabajamos con el modelo de triple hélice, y desde el principio buscamos vincularnos con el gobierno y las universidades." A diferencia del CLAUT, que se estableció en 2007, el CIAC comenzó sus actividades en 2019, pero ya cuenta con 30 miembros, incluyendo dos universidades y secretarías de esa entidad, como la del Trabajo y la de Economía. Esto explica la naturaleza de la organización de los clústeres, que busca generar círculos virtuosos de vinculación y desarrollo.

 

Lazos de talento

 

La educación y formación del talento juegan un papel clave en la misión del modelo de clúster. El crecimiento de la industria exige "un desarrollo integral del capital humano", afirma Mónica Doge, directora del Clúster Automotriz Zona Centro, que incluye a los estados de Puebla y Tlaxcala. Por un lado "están los temas de coyuntura, para lo cual invitamos a directivos de diversas empresas miembros para que, una o dos veces al mes, nos compartan información de valor que permita a todos en la organización tomar mejores decisiones estratégicas." 

En lo que respecta a la técnica y tendencias tecnológicas, se reúnen con las universidades y tecnológicos para generar cursos relacionados con robótica, mecatrónica, mantenimiento o incluso finanzas y administración.

En este sentido, Marek Meister, presidente del Clúster de San Luis Potosí, explica que a partir de las sinergias logradas con las universidades buscan una oferta de carreras que realmente cumpla con las necesidades de ingeniería para el desarrollo de nuevos productos. "Necesitamos ingenieros industriales, electrónicos, de desarrollo de software, etcétera; formados acorde a los autos del futuro", los cuales, asegura, no necesariamente son todos eléctricos; pues aún quedan mercados que tardarán más en transitar hacia la electromovilidad, y que seguirán necesitando autos de combustión interna, pero que sean lo más eficientes posible. 

Si bien existen regiones en las que el cambio hacia el vehículo eléctrico es radical, como en Europa; en otras latitudes como "América Latina, Medio Oriente, África y algunos países de Asia, la penetración del coche eléctrico será más lenta, en gran medida por la necesidad de crear una infraestructura adecuada. Entonces yo creo que México tiene la gran oportunidad de quedarse con gran parte de esa producción", indica Manuel Montoya, del CLAUT.

Marek Meister asegura que el cambio de la tecnología no solamente implica un tema de electromovilidad, sino que tiene que ver con estampado, el desarrollo de nuevos materiales o incluso nuevas técnicas para maquinados de componentes para motores de combustión. Las empresas, por lo tanto, no necesariamente tienen que cambiar solo hacia lo eléctrico, y deja como ejemplo la empresa Phinia (en la cual se desempeña como CFO), spin-off de BorgWarner, generada precisamente para concentrarse por separado en ambos mercados.

Lo importante, advierte Meister, es desarrollar empleos que agreguen valor y que, por ende, sean mejor remunerados, que en el caso de los vehículos eléctricos, serán necesarios para el desarrollo de sistemas de gestión de baterías, de componentes electrónicos y la programación de software de navegación y entretenimiento, por mencionar algunos.

 

El valor de los proveedores

 

Daniel Hernández, director del Clúster Automotriz de Querétaro y actual presidente de la Redcam, considera que uno de los valores de la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora T-MEC, es precisamente la indicación de elevar salarios en México con la idea de tener una mayor igualdad de competencia entre Canadá, México y Estados Unidos. "Esta modificación trae como efecto el desarrollo de una mano de obra mucho más enfocada en ingeniería y desarrollo. Empresas grandes, algunas de ellas que he tenido la oportunidad de visitar, tienen centros de desarrollo con mucha gente joven y llena de talento. Comenzamos a tener una presencia más intensiva de centros de ingeniería, como el caso de Tremec o Continental, aquí en Querétaro".

La representante del clúster en Puebla, Mónica Doge, explica que para apoyar esta tendencia, desde la organización están impulsando la adopción de nuevas tecnologías en áreas de producción, pero también en ingeniería y diseño. "Hemos hablado de temas como la implementación de tecnologías de Industria 4.0 o sobre cómo hacer la transición a la producción de autos eléctricos. Además, estamos fomentando la creación de comités de innovación, tanto en el producto como en los procesos."

Manuel Montoya advierte que la renovación del T-MEC y el Nearshoring obligan a la industria automotriz mexicana a fortalecer sus cadenas productivas. "Ya hay un 8% más de contenido regional en lo que se produce en México y en Estados Unidos. Es decir, un 8% de productos que se han dejado de importar de Asia y Europa y que, de una u otra manera, se están integrando en las cadenas de suministro de la región".

Todos los clústeres tienen un comité que se enfoca, ya sea en el fortalecimiento de las cadenas de suministro o en el desarrollo de proveedores. En el caso de San Luis Potosí, por ejemplo, Marek Meister comenta que a través de estos comités "buscamos proveeduría local, preferentemente a partir de la identificación de las necesidades de cada empresa, basándonos en los productos que les hacen falta. El objetivo es desarrollar de manera local o regional para que los proveedores sean calificados para entregar productos de alta calidad en la industria automotriz".

Los 11 clústeres establecidos en el país ya no trabajan en aislamiento. Con la creación de la Redcam, las capacidades de producción y el trabajo de complementariedades, tal como se entiende en el modelo porteriano, se extienden de región en región para convertirse en un mega-clúster que busca, a partir de la identificación y la suma de sus ventajas competitivas, aprovechar las oportunidades que está abriendo la relocalización de las cadenas productivas.


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