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Ante la situación económica que enfrentan diversos países en el mundo, México prevé un panorama positivo para aprovechar las oportunidades de convertirse en un destino natural de inversiones.
Algunas compañías que se encuentran en el país han tenido dificultades para abastecerse de la proveeduría principalmente de origen chino, por lo que esto podría generar un reacomodo de las cadenas de producción a nivel mundial.
Rodrigo Arciniegas, director general de Catch Consulting, manifestó que las empresas chinas están viendo a México como una opción al momento de reevaluar sus plantas productivas, para que la proveeduría esté más cercana a sus clientes.
Reiteró que si el país sale pronto de la contingencia derivada del coronavirus y sus efectos económicos, se puede ver una mejoría en la atracción de inversiones y en la mudanza de producción.
“Algunos proveedores de otros países desde hace muchos años siguen trayendo componentes de China y están viendo a México en este momento con la contingencia, pero todavía hay inversionistas que están evaluando venir a operar desde México”, dijo.
Aunque todavía no tienen datos oficiales, afirmó que esta situación puede ser una de las mejores oportunidades para que se incremente el consumo de la proveeduría local y potencializar a las industrias, facilitando los costos y la reducción de los tiempos de entrega.
Uno de los sectores que se pueden ver beneficiados de estas inversiones es el del plástico, que es un material indispensable para la fabricación de productos, principalmente para la industria automotriz, ofreciendo la materia prima en polvo, pellets, así como las piezas de inyección.
Otro de los rubros que tiene proyección en el país es el sector electrónico. Ya sea en el diseño y desarrollo de componentes electrónicos, así como en las líneas de producción.
En China, donde las cadenas de suministro resultaron afectadas, un proveedor de automóviles decidió cambiar la producción de sus piezas para su cliente Mazda Motor Corporation, que tiene una planta en Salamanca, Guanajuato.
Previo a la suspensión temporal de producción de Mazda en México, la armadora japonesa seguía apostando en mantener las líneas de fabricación, y para hacer frente a la escasez de proveeduría del componente usado en el acabado exterior de los modelos Mazda3 y CX-30; el proveedor chino aumentó en un 50% el desarrollo de la pieza en su planta de México.
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