En las últimas décadas, la industria energética en México ha experimentado un crecimiento significativo, y la revolución tecnológica se ha convertido en un factor determinante para la modernización de las redes eléctricas, debido al aumento en el número de dispositivos que requieren abastecimiento eléctrico para una población en constante aumento.
Según datos de Enerdata, en 1990, México consumía 100 TWh (equivalente a un billón de vatios por hora); para el año 2022, esta cifra se incrementó a 277 TWh, es decir, más del doble. Aunque el pico máximo se alcanzó en 2019, cuando México llegó a consumir 284 TWh. En comparación, en 2019, el Reino Unido utilizó 303 TWh. Sin embargo, en 2022, el consumo británico disminuyó a 280 TWh, quedando por debajo del punto máximo de consumo mexicano.
Solución encontrada
La pregunta que surge es: ¿Cuál es el siguiente paso para reducir el consumo energético a nivel nacional? La solución encontrada por empresas dedicadas a la fabricación de plásticos, supermercados, hoteles y diversas industrias ha sido la adopción de baterías de litio.
Esta innovación, presentada por la empresa Quartux, consiste en la instalación de sistemas de almacenamiento de energía en edificaciones, lo que genera ahorros de hasta el 30% en la factura de electricidad. Estas baterías operan de manera inteligente, ya que regulan el consumo eléctrico para aprovechar los horarios en que la electricidad es más económica.
Alta demanda
La energía almacenada se utiliza cuando la Comisión Federal de Electricidad (CFE) aumenta los precios debido a una alta demanda. La inteligencia artificial aplicada en esta tecnología contribuye a reducir la presión sobre la red de abastecimiento público, lo que, a su vez, conlleva una disminución en la contaminación ambiental.
El sistema Quartux también es compatible con otras fuentes de energía alternativa, como los paneles solares, lo que reduce aún más la huella de carbono que se emitiría si se optara por un consumo convencional.
Estas innovaciones, ya presentes en México, representan un paso hacia un nuevo enfoque en el ahorro energético, que no solo beneficia a las empresas mediante la reducción de costos, sino que también promueve un consumo más sostenible, en línea con las tendencias globales más avanzadas.
