México atraviesa por un momento histórico, en el que el fortalecimiento de las cadenas de suministro regionales, su capital humano calificado, la geolocalización y los acuerdos comerciales internacionales en los que participa, le han dado un impulso importante para fortalecer su economía y convertirse en un jugador clave en el nearshoring a nivel global.
El año pasado, el Banco Interamericano de Desarrollo destacó la importancia de América Latina y el Caribe en este fenómeno de relocalización, estimando que las oportunidades en el corto y mediano plazo podrían representar hasta 78,000 millones de dólares en toda la región, de los cuales México podría obtener más de 35,000 millones de dólares por un aumento en sus exportaciones de bienes y servicios.
Actualmente, la fabricación de autopartes representa el 37% de las oportunidades de inversión en nuestro país derivadas del nearshoring y se esperan alrededor de 15,000 millones de dólares de inversión en los próximos cinco años, destinados a la producción de estos componentes.
Sin embargo, se necesita una visión de largo alcance para aprovechar plenamente las oportunidades de esta coyuntura. Vivimos un momento favorecedor que nos ha convertido en un jugador importante en las cadenas globales de valor, pero para que la tendencia continúe siendo positiva, debemos procurar que exista también certeza jurídica que genere confianza con los socios, inversión en infraestructura, así como estabilidad política y el aprovechamiento sustentable de los recursos.
El reciente anuncio de inversión de Tesla es una muestra de que tenemos la capacidad de atraer a las grandes empresas. También es un estímulo a la electromovilidad, que nos pondría en una posición de liderazgo regional en la materia, pues el pronóstico de producción de autos eléctricos hacia 2030 superará las 4.7 millones de unidades que estimábamos a inicios de año.
Además, BMW anunció en febrero un plan para invertir más de 800 millones de dólares en México para impulsar la electromovilidad en su planta de San Luis Potosí, lo que al mismo tiempo representaría un aumento en el número de empleos directos que la industria automotriz genera, demostrando por qué es uno de los pilares de la economía nacional que debemos seguir fortaleciendo.