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La industria maquiladora perfecciona sus políticas de inclusión

David Luna.
Septiembre 05, 2023

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La sustentabilidad en las empresas es tomada cada vez con mayor seriedad y profesionalismo en las empresas de manufactura. Es una tendencia que está ganando cada vez más terreno en la industria. El sector maquilador no es excepción, y a partir de cada uno de sus ejes se toman medidas que enriquecen sus estrategias de empresas sustentables. 

Además del cuidado ambiental y la responsabilidad financiera, la responsabilidad social es pilar clave en la sustentabilidad, y dentro de ésta, la inclusión es tal vez de las que mayores retos representa en términos tanto de profesionalización, como de difusión.

Enrique Castro, presidente del Comité de Responsabilidad Social de index (Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación), explicó que desde mediados de la década del 2000 ya tenían la inquietud de desarrollar esta área. “Nuestra industria siempre ha sido atacada de que al trabajador no se le da el trato correspondiente y que nada más hay un interés económico. Eso es totalmente falso.”

Advirtió que el capital humano es visto como el principal activo de la industria maquiladora y, en consecuencia, lo correcto es ocuparse de él. De ahí la idea de varios de los directivos que integran index por lograr un mayor acercamiento con los trabajadores. 
De esta manera, se creó el Centro de Capacitación y Talento empresarial, el cual no solo busca beneficiar a los socios, sino a toda la sociedad y a las distintas organizaciones que rodean al organismo. “Lo hicimos primero en Reynosa, a través de diferentes campamentos, con un voluntariado, utilizando naves industriales que nos prestaban debido a que no teníamos instalaciones”. 

El proyecto se fue desarrollando con el tiempo y se creó un modelo que no es asistencialista, sino que está pensado en modelos de autosustentabilidad. “Como empresarios sabemos que, si no tienes dinero suficiente y no lo generas, resulta difícil de mantener”, comentó Castro, quien ha visto cómo en el tiempo este tipo de organismos requieren apoyo por un tiempo, pero luego entran en crisis cuando sus patrocinadores cesan, por razones variadas, sus aportaciones. “En cambio, al ser sustentables, lo puedes mantener de forma activa y económica.”

CAPACIDAD DE PRODUCIR

En particular, el empresario se refirió a las políticas de inclusión laboral, que consisten en abrir espacios para que personas en condiciones de vulnerabilidad tengan acceso a un empleo.  El directivo de index señaló que ya no se trata de un acto de filantropía, sino de una acción obligatoria y que ya está siendo regulada en todo el mundo. En algunos casos se habla la meta de alcanzar entre tres y 5% de contratación de personas con alguna discapacidad.

Enrique Quezada, presidente de index Querétaro, aseguró que lo primero es romper la idea de que se tiene una incapacidad, para centrarse en lo que la persona sí es capaz de hacer y se pueda transformar en una habilidad laboral que aporte a la compañía. “Pensemos en una persona con silla de ruedas, que puede ser llevada a puntos de operación donde la persona no necesariamente tiene que estar de pie ni haciendo movimientos bruscos”.  De hecho, hay muchas celdas de ensamble en las que una persona en esas condiciones podría aportar mucho valor.

Según se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), ya existe el decreto relacionado con la inclusión de personas con discapacidad, definiendo las recomendaciones de implementación para las empresas acorde con la Norma Mexicana NMX-R-025-SCFI-2015.

ACCIONES DE INCLUSIÓN

No obstante, el camino por recorrer aún es largo y complicado. Más allá de fijar un número de personas por contratar, es primordial resolver varias incógnitas, que comienzan en el lugar de donde se obtendrá dicho recurso humano. Las personas con discapacidades físicas no necesariamente están buscando trabajo, están en calidad de “ocultas” por sus propias familias o no están preparadas para desempeñar alguna actividad laboral. 

Por otro lado es la infraestructura, como rampas, pasamanos, señalética sonora o en braile, capacitación de toda la población laboral para aprender a vivir con una población “diferente”; en especial, esto último parece sencillo, pero también requiere de una curva de aprendizaje.
Quezada explicó que lo primero es definir qué es discapacidad. “¿Una persona que utiliza lentes?, ¿que no puede ver?, ¿incapaz de caminar?, ¿qué nivel de incapacidad motriz? “. 

En segundo lugar, se tiene que determinar qué tipo de actividades y operaciones puede hacer determinada persona, independientemente de su condición o discapacidad. “Es claro que no puedo poner a una persona en silla de ruedas a realizar tareas de carga o con máquinas cuyo acceso le sea difícil. Todo es cuestión de identificar y adaptar correctamente la función”. 
El otro es infraestructura, que todas las instalaciones cuenten con pasillos y áreas adaptadas para personas con capacidades mixtas. “Eso es lo que buscamos, no nada más con cumplir un porcentaje”.

El desarrollo de un modelo de responsabilidad social no es cuestión política, sino de derechos humanos, y no se trata de improvisar por cumplir, sino profesionalizar para adoptar de manera adecuada. Castro compartió que “nosotros tenemos personas con discapacidad en las líneas de producción, en áreas mixtas, donde realizan tareas adecuadas a sus capacidades”.

El objetivo es erradicar la victimización, añadió Quezada. “Tal vez suena fuerte, pero son personas como cualquiera de nosotros, pero con alguna situación que no les permite actuar al 100% de sus capacidades. Tiene limitaciones, pero no significa que no pueda realizar una tarea de alto valor laboral y, desde luego, personal”.

Dalia Laguna López es coordinador de operaciones de recursos humanos Tetakawi, y ha estado al frente de las políticas de inclusión de la compañía. Para ello, ha tenido que enfrentar un marco regulatorio aún incipiente en torno a la inclusión laboral. 

Trabajamos todos los días para incluir personas con discapacidad y el principal problema es: ¿Dónde están?  Hemos acudido a los DIF, a las instituciones dedicadas a atender personas discapacitadas, pero la verdad es que no es suficiente para cubrir la cuota que señala la STPS”.

Laguna señaló que no hay un esquema real que propicie la educación o la capacitación de personas discapacitadas para incluirlas en el terreno laboral. “Es decir, que sea como cualquier persona, como cualquiera de nosotros que fuimos a la escuela, que elegimos una profesión y que buscamos después una oportunidad laboral. No hay un ecosistema que te permita encontrar a estas personas”. 

En este sentido, el reto entonces es desarrollar esa infraestructura a nivel federal o estatal que genere una oferta laboral de personas discapacitadas. Es un tema cuyo origen debería estar en las políticas públicas. Pero “hay mucho tabús, mucha vergüenza, que lleva a vivir escondidas a estas personas que ahora buscamos. Las tenemos que sacar de su ‘cajita de cristal’, donde sus familiares las tienen bien protegidas para que no les pase nada malo”. 

Otro tema es la movilidad, pues existe un reto más, que consiste en transportar a estas personas a sus lugares de trabajo. “No tenemos medios de transporte público (ni infraestructura) adecuados para ellos.  En las empresas no tenemos el número de unidades necesarias para transportarlas tampoco. Es todo un reto”, consideró Laguna.

Aún hay muchos huecos que no están contemplados en la regulación y que tampoco buscan apoyar con incentivos, tales como las implicaciones relacionadas con el desarrollo de infraestructura, lo cual requiere una inversión que no necesariamente las empresas están en capacidad de realizar. “Eso inhibe a que las empresas se involucren, pues va más allá del interés de implementar políticas de inclusión. A veces son rampas o mamparas para los baños, muebles adecuados. Pero como es un dilema de ‘te sanciono o no te sanciono’, no todos los empresarios están muy conformes con todos estos cambios”.

En las diversas plantas de Tetakawi en México existen ya alrededor de 100 personas con discapacidad, de una población total de 13,000, y en donde más que un tema de voluntad, se ha convertido en una lucha contra un incipiente ecosistema de inclusión, que incorpora formación de oferta laboral, rompimiento de tabús, transformación de la cultura laboral, destinos de capital para el desarrollo de infraestructura, un marco regulatorio que promueva con incentivos y políticas públicas que ayuden a la cohesión de todo lo anterior. 

Es un largo camino por recorrer, pero tenemos que ser empáticos unos entre otros para lograr el objetivo lo más pronto posible”.


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