Los sectores de alimentos y manufactura en México son considerados de los más fuertes del mundo. Este año nada más se espera que el país se convierta en el noveno productor agropecuario global más grande y el séptimo exportador. Además, impulsado por la reciente ola de nearshoring, la manufactura tendrá un papel protagónico en el crecimiento económico del país.
Pero, como lo expresó Osmar Zavaleta del Tec de Monterrey, uno de los desafíos para cumplir estas metas de crecimiento es la inversión en infraestructura tecnológica digital. Mientras la demanda en manufactura incrementa, deberían implementarse de igual manera las herramientas necesarias para que la industria mexicana pueda nivelar su productividad y eficiencia.
La automatización por medio de la inteligencia artificial (IA) y la robótica, son dos de los avances tecnológicos que las compañías del país han empezado a adoptar en los últimos años para modernizar y mejorar sus operaciones. De hecho, la venta de robots y maquinaria escaló un 13% en el 2023 impulsada por corporaciones extranjeras que le están apostando a la mano de obra mexicana.
Entonces, es evidente que el sector industrial debe evaluar e implementar estos cambios para demostrar un crecimiento en su productividad, Pero, ¿Qué desafíos enfrentan para adoptarlos?
Regulaciones de privacidad y uso ético
El gobierno mexicano ya ha empezado a mapear las regulaciones que impartirá para la IA y la robótica en cuanto a su uso ético, empezando por el Consejo Mexicano de Ética para la Inteligencia Artificial y Robótica (CMETIAR). El fin de este comité será monitorear el uso de estas tecnologías en empresas públicas y privadas, creando nuevas normativas.
Aunque queda por verse si estas reglas significarán un obstáculo para la adopción, la privacidad de la información que se intercambia por medio de estas tecnologías, sí está altamente regulada. Tanto los proveedores de estas herramientas como quienes las aplican en sus empresas, deben contar con sistemas robustos de ciberseguridad.
Tan solo algunos parámetros para lograrlo son la encriptación de los datos que se transfieren a la nube por medio de protocolos HTTPS y la recopilación de la información por medio de protocolos industriales como Profinet, Ethernet IP y OPC UA. Y esto es solo la punta del iceberg. Para las compañías que quieran adoptar las últimas tecnologías, este cambio implica agregar un equipo de ingenieros de sistemas a su empresa.
Adicionalmente, es primordial que el hardware en fábricas se adhiera a las leyes y regulaciones mexicanas en cuanto a sostenibilidad y calidad. Por ejemplo, en la industria de alimentos algunos de los implementos deben ser de materiales específicos, que no contengan metales pesados ni químicos dañinos. Esto reduce la lista de proveedores y tecnologías que se pueden adoptar a las líneas de producción para amplificar la productividad.
Los costos asociados a las nuevas tecnologías
Aunque en México se prevé que el mercado de la robótica genere $138.3 millones USD en ingresos, la realidad actual de muchas empresas es que el alto costo de adopción no parecería justificar su adquisición. Esta falta de recursos deja como resultado negocios que empiezan a flaquear frente a las ventajas competitivas de sus rivales.
“¿Por qué reemplazar lo que funciona bien?” Es algo que muchos ejecutivos se preguntan al hablar de la automatización. Entre la demanda de compañías extranjeras que buscan manufacturar sus productos en el país y el crecimiento que se predice para la industria de agroalimentos, automatizar procesos con IA y robótica ya no es un lujo sino una necesidad.
Generalmente, en este tipo de mercados, las empresas medianas y pequeñas solo actualizan los equipos que son críticos para su operación, pero su situación económica no les permite ir más allá. A pesar de esto, es esencial empezar a expandir su capacidad de operaciones para poder mantenerse a la vanguardia del mercado mexicano actual.
La resistencia a invertir en estas tecnologías se debe enfrentar con resultados palpables, y no hay nada más infalible que el valor económico y organizacional que generan estas herramientas en una empresa. Menores desperdicios en producción, mayor precisión de manufactura y por ende calidad del producto, incremento en la productividad del negocio; entre otros beneficios, apuntan a que vale la pena hacer el cambio.
El rechazo a la modernización
Otro desafío que enfrentan estas industrias es la resistencia a transformar sus procesos por algo más moderno, desde los directivos hasta los operarios de maquinaria. Muchas de las empresas en ambos sectores llevan muchos años en el mercado con pocos cambios en sus operaciones — y todo ha funcionado hasta ahora.
Pero en esta era digital y de la IA, que ha tomado a todos por sorpresa y tal vez con poca preparación, se deben hacer cambios rápidos y en ocasiones drásticos para seguir vigente frente a los grandes jugadores mexicanos. Empresas como Arca Continental, Grupo Modelo y PiSA ya emplean en sus fábricas tecnologías asociadas con robótica.
Para quienes llevan décadas operando las mismas máquinas y supervisando los mismos procesos, no es fácil comprender la necesidad de hacer cambios. Es por esto que los ejecutivos en manufactura y alimentos deben hacer un trabajo exhaustivo, pero necesario, para comprender las necesidades de sus equipos, capacitarlos correctamente e ir progresivamente disminuyendo la brecha de adopción.
Eventualmente, todos los miembros de las empresas podrán gozar de los beneficios operacionales que trae también la automatización de procesos.
Aunque la automatización en las líneas de producción mexicanas no es algo que se logrará de la noche a la mañana, cada vez son más las empresas que quieren buscar alternativas tecnológicas para digitalizar y mejorar sus procesos productivos. Soluciones avanzadas que antes parecían inimaginables, hoy son tangibles y necesarias, sobre todo para las empresas que buscan avanzar y estar a la vanguardia de las industrias de manufactura y alimentos.
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