La aduana mexicana y el “compliance” en materia de comercio
exterior
El comercio exterior ha tenido como principal característica
el cambio constante, que se presenta no solo internamente, sino también en
todos los países, prueba de ello son las cada vez más comunes modificaciones a las
disposiciones legales o bien a los procedimientos que va implementando tanto la
aduana mexicana como las empresas importadoras y exportadoras. Hablar de cómo
era el comercio exterior hace 20 años versus cómo funciona el día de hoy es
algo totalmente diferente.
Dentro de los puntos medulares que detonan estos cambios
constantes destaca el interés de los países en implementar medidas que
faciliten el intercambio comercial, para lo cual se han enfocado en cinco pilares
principales: 1) Reducción de las tasas de los impuestos de importación, 2) Reducción
o estandarización de las regulaciones y restricciones no arancelarias, 3) Mayor
seguridad, 4) Aduana facilitadora y 5) Establecimiento de programas de Fomento.
La otra cara de la moneda, es que las empresas importadoras
y exportadoras tradicionalmente han estado sujetas al cumplimiento de
obligaciones derivadas de sus operaciones de comercio exterior, en general,
pero sobre cuando reciben beneficio, como sucede con aquellas que cuentan con
una Certificación en materia de IVA/IEPS. Sin embargo, en los últimos diez años
se ha presentado un cambio considerable desde la perspectiva de quien debe
mantener los controles en esta materia.
Paulatinamente ha ido transfiriendo a las empresas
importadoras y exportadoras la obligación total de llevar un control más
específico de sus operaciones. De tal forma que estas obligaciones llevan a las
empresas a desarrollar internamente procedimiento de “compliance” que les
permita estar operando de acuerdo con las regulaciones vigentes.
Esto es, existen los mecanismos para operar en México con la
mayor cantidad de beneficios en cuanto a impuestos y permisos, siempre y cuando
llevemos los controles correctos, en caso contrario solo estaremos sosteniendo
una bola de nieve que con el pasar de los años se irá haciendo cada vez más
grande.
Si las empresas quieren hacer las cosas mejor, se pueden
hacer, solo no debemos olvidar que de la mano pueden llevar aparejadas
obligaciones, pero los beneficios pueden ser infinitos y pueden darnos la
oportunidad de incorporarnos o continuar en este tren imparable del comercio
exterior mexicano.
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