Más de tres décadas apasionado y entregado a una sola empresa Quimi-Kao donde ha crecido hasta convertirse en presidente, es la historia de Raúl Güitrón Robles, quien salió de su pueblo Ayutla, Jalisco para convertirse en un químico reconocido y respetado por todos los empleados de la compañía que actualmente dirige.
"Ha sido un desarrollo muy importante y me siento contento de haber iniciado desde abajo en la compañía y que me ha dado la oportunidad de crecer y llegar a ser el presidente de la compañía, cabe mencionar de que soy el primer presidente mexicano de la compañía, hasta 1990 el grupo Kao adquiere el 100% de las acciones de Quimi-Kao y a partir de ahí, habían sido presidentes japoneses, solamente en el 2005 vino un presidente español, después del presidente español entre yo", comentó el dirigente.
La cercanía y trato con todo su personal es ejemplar de Güitrón Robles no hay barreras y la comunicación entre todos los niveles es lineal, no tiene una oficina y menos puerta, su mesa de trabajo está en el área administrativa donde convive e interactúa laboralmente con el capital humano de la compañía.
"Yo creo que el hecho de comenzar desde abajo y tener esa comunicación con nuestros trabajadores, el tener un acercamiento directo con ellos, sindicalizados, empleados, con todos, y el no tener una oficina, mi escritorio está al mismo nivel de todos los demás, entonces eso me permite tener una retroalimentación con todos"
Raúl Güitrón Robles comenzó en Quimi-Kao en marzo de 1984 como supervisor de producción, en mayo de 1987 fue asistente de producción; escaló y en mayo del 89 se convirtió en superintendente de producción; pasaron cuatro años y en 1993, se afianzó como gerente de producción; en constante capacitación y con maestría en administración se convirtió en gerente de recursos humanos en junio del 2000; en junio del 2003 ascendió a director de administración y finanzas; en noviembre del 2008 consiguió su puesto actual como presidente.
El ingeniero Güitrón es también el actual presidente de Asociación de Industriales del El Salto tiene 60 años y antes de su retiro quiere seguir ayudando a las comunidades de bajos recursos que viven alrededor de la zona industrial para ser un ejemplo social y moral de los empleados de Quimi-Kao y la región.
