El desarrollo sostenible representa la responsabilidad relacionada con temas ambientales, laborales, sociales y económicos, que las empresas asumen de manera voluntaria y consciente. Esta responsabilidad, por ser un valor, se deriva de la filosofía y cultura de la organización y se refleja en cada decisión y en cada actividad conducida. Por ende, el tema de liderazgo es crucial.
Es decir, un liderazgo, no solo emprendedor, sino responsable, sensible, abierto, incluyente y con grandes habilidades para conducir a sus equipos y crear equilibrio al interior de sus organizaciones.
En este Siglo XXI, aspiramos a construir organizaciones más ágiles, equipos más colaborativos, procesos de toma de decisiones más cortos y procesos administrativos más robustos – sin ser rígidos –. eficientes y flexible.. La gran pregunta es: ¿cómo logramos el balance? Y otra más común: ¿a qué proceso le damos primero?
“Solo la variabilidad, absorbe la variabilidad”. En entornos tan complejos como los que enfrentamos actualmente, el núcleo del equilibrio empresarial lo representa la sostenibilidad. Reflexionemos por un momento: ¿qué tan equitativas son las iniciativas de la empresa, para asegurar el éxito del negocio, sin afectar, su subsistema social? Como empresa, ¿se brinda el apoyo necesario para construir una mejor sociedad? Los proyectos lanzados al interior de la Empresa ¿proporcionan bienestar financiero al negocio, además de favorecer otros elementos clave en el contexto, como son los temas ecológicos, educativos y laborales?
Estamos hablando, por tanto, de que uno de los objetivos clave del desarrollo sostenible es crear una consciencia global, que nos lleve a entender que vivimos en un sistema interconectado, en el cual, todas las acciones que tomemos afectarán a otros subsistemas y que las decisiones que no tomemos hoy tendrán una repercusión en el futuro cercano.
Los ejes transversales (o subsistemas) para alcanzar un desarrollo sostenible son: Eje Social, caracterizado por la igualdad, la inclusión y la libertad, como elementos básicos de una visión; Eje Económico, representado por el crecimiento, medido en términos monetarios, la equidad, medida en términos sociales y la capacidad de usar los recursos naturales, de una manera inteligente. En el corto plazo, debemos tomar decisiones que establezcan el balance entre la economía y el tercer eje, el Ecológico, caracterizado por el impacto ambiental que se genera a partir de una economía de mercado, los avances tecnológicos y científicos. La complejidad trasciende nuestras paredes empresariales hacia la naturaleza y la sociedad. Esta condición nos exige una nueva forma de interacción que dará como resultado nuevos valores como el respeto al medio ambiente y el desarrollo de procesos productivos sustentables.
Cualquier proyecto que se denomine
“sostenible” deberá tener un impacto positivo tanto en lo humano-social, como
en lo económico-ambiental, para que sea viable y favorecedor. Estos tres ejes
conforman el todo, cada uno de ellos, es definido por el otro. Un proyecto
exitoso, debe, por tanto, considerarlos.
La búsqueda por responder a las
expectativas de todas las partes interesadas, es -hoy por hoy- un reto para las
empresas y la máxima inspiración para sus líderes por generar valor sostenible.
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Mayra Sahagún
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