El año 2020, marcó el inicio de una nueva era para todo el mundo. La innovación tecnológica aplicada a los modelos comerciales a distancia y los dispositivos móviles generó una revolución global que ha tocado a todas las industrias, modificando su manera de ofrecer productos y servicios.
Durante ese tiempo, la mayor parte de los sectores en todo el planeta, incluido el de alimentos y bebidas, se vieron afectados. Sin embargo, al paso de dos años y con avances tecnológicos emergentes, estas industrias se han recuperado paulatinamente, e incluso se han convertido en algunas de las más favorecidas por el ecosistema digital.
La industria alimenticia durante la pandemia
Uno de los retos más sobresalientes de la pandemia por Covid-19 fue sobrevivir al cierre de fronteras y, por consecuencia, a la falta de productos en muchas empresas. Debido a esto, la economía nacional cayó 8.2% en 2020.
Por su parte, el Producto Interno Bruto (PIB) agroalimentario resistió y cayó solamente 0.4% durante ese año. De manera adicional, se estimó que mientras la producción manufacturera total del país se situó en 111.4 puntos en mayo de 2020, la industria alimentaria logró 117.3 puntos, superando los 113.7 que alcanzó en el mismo período de 2020.
Como se aprecia, la industria de alimentos y bebidas se mantuvo lo más estable que se pudo durante el periodo más grave de la crisis; no obstante, ahora que llegó un periodo de nueva normalidad, el sector se ha erigido como uno de los principales actores en el ramo industrial, apoyado por diversos factores, entre los que destaca la tecnología.
Innovar para mayor competitividad y sostenibilidad
Actualmente, uno de los grandes desafíos del ecosistema empresarial alimentario es incorporar tecnología que le permita responder a las exigencias de sus consumidores y del mercado. De igual manera, esta innovación debe cumplir con los estándares de procesos sostenibles y uso más eficiente de recursos.
Si nos enfocamos en los alimentos y bebidas preparadas, hay, al menos, tres tipos de tecnología que los han potenciado:
- E-commerce. Este modelo tuvo su auge en toda la región latinoamericana, y en el ramo de alimentos y bebidas preparadas, fue la categoría que más se compró en internet. Más de 95% de las personas ordenaron comida por este medio, destacando que lo hicieron semanalmente. Otras de las principales razones de compra en línea están recibir a domicilio (55%), ahorro de tiempos y traslados (52%) y evitar aglomeraciones en espacios físicos (45%).
- Logística de última milla por aplicación. El complemento perfecto de la compra a distancia es la entrega a domicilio. El ahorro de tiempo y dinero es de los valores más apreciados en dicho esquema, y por ello, este negocio ha aumentado su popularidad. Se estima que el mercado de última milla en México crecerá a 1,100 millones de dólares en 2025; 175% más con respecto a 2020 y, dentro de este rubro, la entrega de alimentos y bebidas se ha fortalecido. El reporte “Tendencias para el foodservice hacia el 2022”, de Simplot y GlobalData, revela que las dark kitchens se verán como una opción más viable para los emprendedores restauranteros en México, en gran medida debido a que representan una alternativa más económica en cuanto a costos de personal y operaciones.
- Uso y manejo de datos. A través de la gran cantidad de información que a diario se genera, la industria de los alimentos y bebidas preparadas desarrolló modelos de automatización en sus pedidos gracias a las API (interfaz de programación de aplicaciones). A partir de éstas, una o más aplicaciones pueden comunicarse para agilizar y ordenar procesos. Adicionalmente, las solicitudes y las entregas han logrado optimizar tiempos y ahorrar dinero.
Principales desafíos para las empresas alimenticias
CIAL Dun & Bradstreet indicó que pese al escenario de estabilidad que presenta la industria, las empresas del sector alimentario tienen diversos retos por enfrentar, entre los que destacan:
- Crecimiento de la demanda por aumento poblacional.
- Implementación de procesos más amigables con el medioambiente.
- Fomento e impulso del consumo local.
- Mayor adaptación a la tecnología.