La industria de manufactura liviana (LMI) es una rama del sector manufacturero que produce artículos de valor relativamente alto por unidad de peso, a través de procesos que usan cantidades moderadas de energía y materiales parcialmente procesados. 

Esta industria tiene el potencial de aumentar la producción, el empleo, la productividad y las exportaciones que pueden empujar a los países por el camino del cambio estructural sostenible.

En el caso de la economía mexicana, LMI juega un papel estratégico. Representa el 13.9% del PIB, 80% de la producción manufacturera y el 65% de las exportaciones. Ya sea directa o indirectamente, emplea a más de 3.8 millones de personas, lo que representa el 91% del total de puestos de trabajo en las industrias manufactureras. 

Solo en 2019, la industria de manufactura liviana atrajo 13,700 millones de dólares de inversión extranjera directa. El sector está muy concentrado. Casi el 60 % de la contribución al PIB de LMI proviene de tres subsectores de fabricación: equipos de transporte (23%), industria alimentaria (25%) y equipos informáticos (11% por ciento). Otros subsectores LMI incluyen textiles, madera, pulpa y papel, impresión, cuero, muebles y otros subsectores no clasificados.

México ha realizado esfuerzos significativos para combatir el cambio climático, a través del establecimiento de un sólido marco legal institucional en la presentación de sus contribuciones determinadas a nivel nacional en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la Estrategia de Cambio Climático de Mediados de 2050. El sector privado en México, con las medidas y circunstancias adecuadas, tiene el potencial de influir directamente en el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Recursos naturales en los procesos productivos de la industria: Agua 

Elisa Crespo, presidenta ejecutiva del Clúster Automotriz del Estado de México, expresó que la industria siempre ha trabajado por mejorar sus procesos productivos, sobre todo en el uso de recursos naturales como el agua hay grandes inversiones por parte del sector privado para su consciente aprovechamiento. 

En tanto, Marco Murillo, vicepresidente nacional de la Unión Mexicana de Asociaciones de Ingenieros, recalcó que, en México, con el 20% del volumen total nacional de agua se podrían atender todas las necesidades actuales del país.

“Solo que no las tenemos en el punto que estamos demandando. De esto la industria está consciente, sabe dónde establecerse y abastecerse del recurso. Falta entrar directamente al tema de la protección y calidad. La cantidad tenemos suficiente y es constante, y eso no va a cambiar nunca. La industria entra en la calidad del agua, tenemos en el país 4,600 plantas de tratamiento de aguas residuales, 50% producto de las aguas que vienen de los municipios y el otro 50% es de uso industrial, existe la infraestructura para las plantas, pero no están operando, se necesita de la industria conciencia clara de invertir parte de sus utilidades en el tratamiento de las aguas para salir ganando todos”. 

Por ejemplo, el plan de desarrollo sustentable del Estado de México se basó en la agenda 2030 suscrita en París para acordar una serie de medidas para que el desarrollo no se viera impedido por las situaciones del medio ambiente, entre otras cosas.

Gobierno, junto con academia e industria, propusieron programas para el manejo del aire, residuos y migración a tecnologías de combustibles para hacer más limpia la industria en general, como el gas natural. 

“La industria está más organizada y tiene la posibilidad de llevar a cabo acciones puntuales en poco tiempo que permitirán reducir su impacto. Hay empresas que se preocupan por tener cero desechos de residuos sólidos en sus operaciones. En el Estado de México tenemos más de 60,000 industrias manufactureras, y de estas, 3,000 son grandes que tienen capacidad de adaptación mayor que las pequeñas y medianas, en las cuales nos enfocaremos para implementar medidas y evitar un mayor daño al ambiente. También, en el estado se generan diariamente 28,000 toneladas de residuos sólidos y eso habla de la importancia de generar mecanismos que les den circularidad a esos residuos”, precisó Enrique González, director general de la Secretaría de Desarrollo Económico del Estado de México. 

Industria automotriz, más allá del desafío actual 

La industria automotriz se encuentra concentrada en el desarrollo de vehículos cada vez más amigables con el medio ambiente, así como en el desarrollo de infraestructura de producción que sea sostenible a largo plazo para que atienda de manera integral a los factores sociales, ambientales y económicos. 

Paul Morales, director general de Autoliv México, platicó que la visión de la empresa para ser cero emisiones es el objetivo de descarbonización en sus operaciones para 2030, cadena de suministro para 2040 y trabajar con objetivos basados en ciencias. 

Por su parte, Gunther Barajas, director comercial para Siemens Digital Industries México, resaltó que Siemens está enfocada en crear innovación, es decir, desarrollar el concepto de la nueva industria automotriz digital, la fabricación de los vehículos con tecnología de Siemens para hacer programación de plantas y, finalmente, con red de cargadores desarrollados por la empresa. 

“Estamos convencidos de que tenemos que llegar para el año 2030 a una huella de carbón cero. Somos 303,000 empleados con operaciones globales y en México tenemos siete plantas productivas en el país, enfocadas en apoyar la industria pesada. A nivel global, hemos logrado reducir 36% la emisión de CO2; 64 millones de euros en proyectos de eficiencia energética; y 78% de la energía en las operaciones de Siemens está cubierta por energías renovables. Buscamos crear impacto positivo al proveer nueva tecnología para nosotros y clientes”. 

Sergio Hermida, director de Cuprum Automotriz, subrayó que, en su negocio del aluminio, el 75% que hay en el mundo ha sido reciclado desde la primera vez que se fabricó, así que es un promotor de la descarbonización. 

“Hay una tendencia fuerte de introducir aluminio en los autos, esto nos empuja a tener estrategias de transformación. Nuestra estrategia de sostenibilidad tiene tres vectores: social, económico y ecológico, siendo este último de descarbonización, es decir optimización de energéticos que se refiere a que, en diciembre 2022, el 74% de la energía que consume Cuprum será renovable. La segunda estrategia es de mejores prácticas para reciclar y eficientar la energía; y la tercera, transformación digital para incorporar inteligencia artificial, internet de las cosas y machine learning, y calculamos reducir 4.7 mil toneladas de CO2”. 

Ramiro Escobedo, director general de JSP, empresa dedicada a la elaboración de espumas plásticas, indicó que para reducir emisiones de CO2 se tiene que medir las emisiones en términos de eficiencia de producción, no de costo. Lo que trae beneficios de ahorros económicos, mejorar imagen de la empresa y la satisfacción de los empleados. 

“Los esfuerzos de JSP para la descarbonización se realizan en tres frentes: el proceso de transformación de materia prima a producto terminado para reducir emisiones; el producto y su uso de aplicación, y por último la cadena de suministro, eficientar el movimiento de material tanto interno como externo a la planta”. 

La industria será el sector con la segunda mayor contribución a las emisiones para 2050 (20% de las emisiones totales) si no se toman acciones de mitigación. LMI representa más de la mitad de consumo final de energía industrial en México. Sin embargo, el consumo de energía industrial generalmente no se considera una gran prioridad en la política de descarbonización, mientras que el transporte o la generación de electricidad sí lo son; esto se debe a la falta de familiaridad con las oportunidades y tecnologías disponibles o las suposiciones sobre cómo la industria ya está adoptando medios disponibles y rentables para reducir el uso de energía.