No es ningún secreto que, en los últimos años, las cadenas de suministro se han enfrentado a múltiples desafíos a nivel internacional. Estos desafíos se han incrementado a raíz de la pandemia, los conflictos geopolíticos e, incluso, los fenómenos climatológicos, como sequías.
De acuerdo con Luis Hernández, director de Operación y Mantenimiento de CAMS, todas estas situaciones han desencadenado una serie de complicaciones que han repercutido en todos los rincones del mundo, provocando un aumento de la inflación y demoras en la producción de algunos bienes.
Sin embargo, para países como México, esto también ha presentado una inusual oportunidad de crecimiento económico, gracias a las cadenas de valor que se han reubicado en el territorio.
“Este fenómeno, conocido como nearshoring, ha sido el catalizador para que más de 800 empresas hayan optado por establecerse en nuestro país, trayendo con ellas una inversión que supera los 110,000 millones de dólares desde el año 2018. Si bien estas cifras son impresionantes, son apenas la superficie del potencial latente que existe. La clave para desbloquear dicho potencial radica, entre otras cosas, en la mejora continua de las cadenas de suministro”, expresó Hernández.
Esto en base a que, según el directivo, al tener cadenas de suministro más eficientes se logra garantizar el acceso constante y más fácil a insumos y materiales para la producción; aspectos cruciales que han sido ampliamente destacados por expertos en el tema. Sin embargo, no se puede dejar de lado la importancia de la logística en la distribución de productos finales.
“Un claro ejemplo de ello es que, hoy en día, podemos ver los esfuerzos destinados a mejorar el transporte aéreo y ferroviario en México, pero queda la duda sobre el estado de los casi 790,000 kilómetros de la Red Nacional de Caminos, por los que transita más del 80% de las mercancías del país”.
Inversión e innovación en infraestructura
Recientemente, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), se destacó que México requerirá una inversión de hasta 400,000 millones de dólares en infraestructura hacia el 2032 para continuar capitalizando el fenómeno del nearshoring. Particularmente, el sector del transporte requerirá una inversión de hasta 250,000 millones de dólares para hacer frente a los retos relacionados con carreteras, transporte, puertos, entre otros.
En la actualidad, una tendencia relevante dentro de la infraestructura de transporte apunta hacia la integración de tecnología punta, desde las etapas iniciales de construcción hasta el mantenimiento de la vía, dando lugar a las denominadas "autopistas inteligentes". Algunas de estas vías ya cuentan con monitoreo en tiempo real para mejorar la seguridad vial y reducir los tiempos de respuesta ante contingencias en el camino.
“Estas innovadoras infraestructuras representan una transformación significativa con respecto a las carreteras convencionales, incorporando tecnologías de última generación como visibilímetros y estaciones meteorológicas, que ofrecen información en tiempo real sobre las condiciones de la vía. Además, se han instalado sistemas de pesaje dinámico para agilizar el flujo vehicular sin comprometer la seguridad”.
Con cada vez más frecuencia, estas autopistas inteligentes se posicionan como herramientas clave para alcanzar varios objetivos: mejorar la seguridad vial, reducir los tiempos de traslado para los usuarios, disminuir la contaminación y promover una conducción más eficiente. Además, su implementación contribuye a optimizar la logística de distribución, fortaleciendo la conectividad del país y potenciar el crecimiento económico.
“Un enfoque pionero, empleando tecnología de última generación, ejemplifica cómo la innovación en el transporte terrestre puede ser implementada en proyectos de gran impacto como la autopista Monterrey-Saltillo (CAMS), la cual ya hace uso de la tecnología y que contribuye a atender las necesidades del fenómeno de la relocalización de empresas”, indicó Hernández.
Y finalizó agregando que la innovación en infraestructura no solo atrae inversiones y estimula el crecimiento económico en el país, sino que también se adapta a las cambiantes demandas del mercado global y crea un entorno propicio para el desarrollo sostenible a largo plazo en México.
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