México ha negociado de manera adecuada el T-MEC y, a dos años de distancia, tiene la oportunidad de aprovechar la coyuntura derivada de la pandemia y los conflictos geopolíticos para salir fortalecido a pesar de los retos nacionales.
México se ha beneficiado del acuerdo trilateral y en el tema inmobiliario se ha observado una absorción histórica, desde 2021, con una demanda de naves industriales que nunca se había registrado.
Por dar una referencia: desde hace 10 años se tenían absorciones promedio de 1.4 millones de metros cuadrados, bajo techo, rentables y clase A; en 2021, los registros se elevaron a 2.9 millones de metros cuadrados, y 2022 registró números similares, lo que representa un crecimiento del 108%. Todo ello sin considerar a las industrias automotriz y electrónica, que no han crecido en esta proporción, ya que se han visto muy afectadas por la falta de suministros de microchips debido a la insuficiente producción en Asia, derivada de la pandemia.
Sergio Pérez, director ejecutivo de cuentas corporativas en América Latina de Newmark, comentó que “el país ha negociado muy bien el tratado comercial trilateral Estados Unidos-Canadá-México. Los negociadores mexicanos han hecho un buen papel, por lo que sus cartas son muy fuertes, con la dependencia alimenticia de Estados Unidos, México puede jugar de manera importante. Antes, nuestro país era un fabricante más, hoy es el fabricante principal y eso lo debemos usar a nuestro favor”.
México tiene una frontera de más de 3,000 kilómetros con Estados Unidos y, geográficamente, es el país más cercano al mercado estadounidense y canadiense que ofrece diversas ventajas para la manufactura de una variedad de productos, pues cuenta con una industria consolidada, operadores técnicamente capacitados y numerosos de ingenieros disponibles para prestar sus servicios en las plantas radicadas en México.
Es un país estratégico para las empresas que quieran reducir los costos de producción a través del nearshoring, pues es la puerta de entrada hacia un gran número de mercados, debido a una red de 13 tratados de libre comercio con 50 países (TLC), 32 acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRI) con 33 países y nueve acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial) en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).
Con la tendencia del nearshoring, uno de los principales retos a los que se enfrentan las empresas manufactureras es en el traslado, instalación y mantenimiento de sus plantas productivas. De acuerdo con Luis Manuel Hernández, presidente del Consejo Nacional de la Industria Manufacturera de Exportación (index), México recibirá 11,000 millones de dólares de nuevas inversiones en 2023, por esta tendencia.
Héctor Guerrero Herrera, subsecretario de Economía, aseguró que México prepara políticas para atraer al país a plantas manufactureras que quieran aprovechar la cercanía con Estados Unidos (nearshoring), y con ello resolver los retos que enfrenta la industria por los cuellos de botella y la interrupción en las cadenas logísticas de distribución, principalmente desde China a Norteamérica por el coronavirus y la guerra entre Rusia y Ucrania.
Asimismo, refirió que el impacto que dejó la dependencia hacia mercados asiáticos en la cadena de suministros puede aprovecharse para atraer más inversiones de armadoras y empresas de manufactura que se instalen en la frontera de México con Estados Unidos y en el Bajío.
Agregó que, México tiene la oportunidad de convertirse en un país de mayor importancia para Estados Unidos en industrias como la automotriz, aeroespacial, medicamentos, minerales críticos como el litio y dispositivos médicos, donde la relocalización de empresas en la frontera será crucial.