Una
cultura de alto desempeño puede definirse como aquella en la que los valores,
creencias, programas mentales y comportamientos que los miembros del equipo se
alinean sistemáticamente para lograr resultados extraordinarios.
Existen
tres características básicas en las culturas de alto desempeño; los miembros
están conscientes de su rol y de su potencial, ejecutan su rol respetando los
límites, por lo que de existir un miembro de bajo desempeño, será identificado
inmediatamente y este tendrá la obligación de responder a las expectativas o
abandonar el equipo. Si esta decisión no es tomada por dicho miembro, el equipo
se encargará de ello y por último los miembros ejecutan con total disciplina y
eficiencia las actividades que les han sido encomendadas.
Es
importante saber cómo definir una cultura de acuerdo a cada empresa, qué
considerar y quién o quienes dentro de la empresa se deben hacer cargo.
Varios
académicos y especialistas consideran que la cultura es tan fuerte que es quien
hace a los líderes, “pienso que existe parte de verdad en esta juicio; sin
embargo, estoy convencido por experiencia propia, que algunos líderes tienen la
capacidad de modificar de facto la cultura introduciendo elementos disruptores
que son asimilados por los miembros de dicha cultura, hasta hacerlos suyos,
partes inherentes a su pensamiento y comportamiento. La idea de que el líder
tiene la oportunidad de transformar la cultura y hacerla más productiva, más
innovadora y más trascendente para sus miembros, es inspiradora”, mencionó Iván
Rodríguez, CEO&COO de Bundy Refrigeration.
Los
fundadores de la empresa son los primeros responsables de crear la cultura; sin
embargo, con el paso del tiempo los líderes son los encargados de evolucionarla
a través de la planeación estratégica, de la adaptación del modelo de negocios,
de la atracción, retención y evolución del talento, pero sobre todo, a través
del ejemplo que testifican con cada uno de sus actos. Esta responsabilidad no
puede ser delegada. La cultura de las empresas es el reflejo directo de sus
líderes. Lo que una empresa transmite es lo que sus líderes emanan. En varios
países latinoamericanos, predomina un estilo de liderazgo paternalista. Este
estilo puede generar líderes autocráticos, autoritarios, y consecuentemente
seguidores dependientes.
“P3 rompe
esta inercia al involucrar a la organización entera, de arriba a abajo para
romper los silos de poder y convocar a una participación volitiva del 100% de
los colaboradores de la empresa. Este involucramiento es posible y ocurre en
empresas de culturas abiertas generando niveles de productividad sin precedente”,
concluyó el entrevistado.