La
revolución viene de la mano de los automóviles eléctricos
El 85% de los directivos
del sector automotriz están convencidos de que en el futuro se generarán más
ingresos con el ecosistema digital que girará en torno a la industria, que
únicamente con la venta de vehículos.
Al respecto, Albrecht
Ysenburg, socio líder de la industria automotriz de KPMG en México, comentó:
“Los resultados de la encuesta de este año muestran que la industria automotriz
se encuentra entre dos mundos: uno conectado y otro desconectado, sin que se
prevea una fusión entre ambos en el largo plazo. Lo que necesitamos es una dimensión
adicional, en la cual estos dos mundos coexistan y estén interconectados. Todavía no se decide quién ocupará qué lugar
en la nueva cadena de valor. Sin embargo, no hay duda de que el cliente tiene
que ser el centro de esta órbita que acaba de surgir”.
Los fabricantes de equipos
originales (OEM, por sus siglas en inglés) planeaban blindarse contra el futuro
y enfocarse en la era digital y en la conectividad, en virtud de que
calificaron estas dos tendencias como las número uno. No obstante, este año,
los vehículos eléctricos de batería volvieron a colocarse en el primer lugar de
la lista con 50% de los directivos clasificándolos como la tendencia más
importante, por delante de la digitalización y la conectividad.
Ysenburg explicó: “Es
contundente que los OEM se encuentran en un dilema entre tomar las decisiones
de inversión correctas, cumplir con los objetivos de emisiones de CO2 y
gestionar diferentes ciclos de desarrollo. En definitiva, los motores clásicos
de combustión interna seguirán siendo importantes desde el punto de vista
tecnológico. Sin embargo, hoy en día, son socialmente inaceptables”.
El ensamble de tecnologías
de transmisión que no dañen el medio ambiente no será suficiente para lograr un
avance en la movilidad eléctrica. Los líderes empresariales apoyan de manera
importante los vehículos eléctricos, pero por otro lado, se cuestionan sobre
las normas, la infraestructura, utilidad y suministro de energía; asimismo, la
aplicación significativa de automóviles eléctricos de batería completa requiere
ser más clara.
La cantidad de vehículos
vendidos dejó de ser el factor determinante: “Para la industria automotriz,
esto implica que la mera rentabilidad del producto es obsoleta. El éxito de los OEM no se evaluará solamente
por la cantidad de vehículos vendidos, sino por el valor de los clientes a lo
largo de todo el ciclo de vida, especialmente cuando el ecosistema digital esté
listo para el mercado”, afirmó Ysenburg.
Lo que cambiará las reglas
del juego y que será auténticamente disruptivo, será el ecosistema digital del
vehículo y de ahí provendrán las nuevas fuentes de ingresos. De esta manera,
85% de los directivos del sector consideran que en el futuro el ecosistema
digital generará más ingresos que la venta del auto en sí mismo.
El sector automotriz tiene
que manejar, al mismo tiempo, tres tipos de tendencias de aquí al 2025. Por un
lado, continuar con la evolución del mercado actual (racionalización de la
producción, crecimiento en los países emergentes, comercialización de vehículos
híbridos, etcétera), y por otro, afrontar la revolución y la disrupción que
suponen muchos de los avances que están surgiendo en el ámbito de la movilidad.
La revolución viene de la
mano de los automóviles eléctricos, pero la disrupción, aunque en parte ya está
llegando a través de los vehículos compartidos, se producirá principalmente
como consecuencia de los autos sin conductor; la conectividad y la
digitalización de los vehículos; y la creación de valor, por lo tanto,
ingresos, procedentes del ‘big data’.
“Para la industria
automotriz en México, 2016 fue un buen año para alcanzar aproximadamente 1.6
millones en ventas de automóviles en el mercado nacional y llegar a niveles de
producción de alrededor de 3.5 millones. Con esto, México ha fortalecido su
posición como un actor global. Las perspectivas son difíciles de pronosticar
considerando las condiciones macroeconómicas que México enfrenta en este
momento. Los factores macroeconómicos que probablemente tendrán un impacto en
la industria automotriz en México son el llamado ‘Factor Trump’, la devaluación
del peso y el aumento en los precios de la gasolina, entre otros, siendo estos
tres los más importantes. México es hoy un actor global en la industria
automotriz y también lo será en el futuro. Los modelos de negocio existentes
tendrán que cambiar y México tendrá que buscar nuevas oportunidades en otros
mercados. El mercado automotriz estadounidense solo cuenta con aproximadamente
16% del mercado mundial: hay muchas oportunidades esperándonos”, aseguró Ysenburg.
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