Hoy en día, las empresas están entendiendo cada vez más la importancia de tener equipos diversos, pero es un hecho que ha sido un proceso difícil de llevar a la realidad. Si observamos el camino recorrido, podemos ver que todo lo que se ha logrado, aunque todavía falta mucho por recorrer.
En el 2018, solo 24% de los puestos de alta dirección eran ocupados por mujeres, mientras que en 2021 se alcanzó un 31% a nivel mundial y en México esta cifra alcanza el 35% (Grant Thornton).
Este crecimiento es una buena noticia ya que las mujeres en posiciones de liderazgo tienden a impulsar una mayor equidad de género en sus empresas. Datos del BID han demostrado que las empresas con equipo directivo femenino emplean 7% más mujeres que en las gerencias masculinas.
Sin embargo, no podemos esperar que este cambio de paradigma se haga solo orgánicamente, es importante seguir trabajando e impulsando a las mujeres a través de diferentes acciones para que generen un círculo virtuoso cada vez más rápido. Para esto, es indispensable incrementar la presencia femenina en todos los niveles jerárquicos en las empresas, pero sobre todo en los más altos.
En los puestos de bajo rango, las mujeres representan el 36% del total de empleados, pero en los puestos de liderazgo y toma de decisiones, se reduce a un 25% (BID). Adicionalmente, es indispensable romper la barrera de segregación ocupacional en las que tienden a ser relegadas las mujeres, como por ejemplo recursos humanos, relaciones públicas y atención al cliente, para que puedan participar en todas las áreas dentro de las empresas, incluyendo las “duras” (finanzas, operaciones, informática).
Estas limitaciones al final del día se han visto reflejadas en una brecha salarial de género a la que sólo recientemente se le ha puesto la atención que merece. A pesar de todos los esfuerzos que han realizado las empresas para aumentar la presencia de las mujeres, no se percibe el interés de analizar internamente si efectivamente tienen una brecha salarial o incluso comprometerse a reducirla.
Este es el reto en el que se está enfocando UKG a través de la iniciativa UKG Pay Equity, la cual tiene como objetivo impulsar la reflexión y acción para resolver la disparidad salarial entre hombres, mujeres y grupos infrarrepresentados, que sigue afectando significativamente a la mano de obra actual.
Si bien, podemos reconocer que se han tenido avances significativos, es una buena oportunidad para aprovechar estas fechas y evaluar los avances para seguir impulsando pequeños cambios cada día, hasta que gradualmente notemos la diferencia y logremos resultados positivos.
Continuemos fomentando una mayor igualdad y equidad en el lugar de trabajo para todas las personas. No perdamos de mente que no estamos impulsando esto solo para la fuerza laboral actual, sino para las siguientes generaciones.
