Los retos del entorno actual hacen que la calidad sea un factor imprescindible para la continuidad de las empresas en el corto y mediano plazo.
El desarrollo de una cultura de la calidad con un enfoque integral en la prevención y satisfacción al cliente mejora la competitividad, la eficiencia y la flexibilidad de una organización, además de que enfatiza de forma natural la mejora continua de los procesos y da como resultado un lugar de trabajo saludable, y una empresa rentable y en crecimiento.
Alberto Santillana, gerente de preventa de QAD, manifestó que una cultura de calidad ayuda a las empresas a adaptarse a las tendencias y retos actuales, con ello se logra una excelencia en la gestión de calidad en las organizaciones.
Respecto a los retos en la manufactura, las empresas deben ser adaptables con la agilidad y rapidez para adecuarse a las disrupciones y tendencias que enfrentan las organizaciones.
Dijo que en un lapso de seis años se visualizan al menos cinco tipos de tendencias: la automatización se requerirá en mayor medida para incrementar los niveles de productividad y eficiencia; la sustentabilidad será indispensable para reducir el impacto ambiental, la huella de carbono y emisiones; en el retorno de inversión a corto plazo, se requerirá de hacer una justificación de las inversiones para que el retorno se refleje en un año; los desafíos del comercio mundial causada por la ruptura de las cadenas de suministro, así como el surgimiento de nuevos competidores, productos, sustitutos y acuerdos internacionales; y finalmente, el papel de la analítica, en donde se logrará una visibilidad en tiempo real, mayor agilidad y expectativas de entrega inmediata.
“Existen siete puntos clave para construir una cultura de calidad que permita adaptarnos a las disrupciones y tendencias que influyen en nuestras organizaciones, estas son: la disciplina, conciencia financiera, prevención, compromiso, equipos multidisciplinarios y no crear “héroes” dentro de la organización”, refirió.
El experto explicó que siempre se debe proponer un diseño de la calidad desde el inicio, es decir, construir la calidad desde la preproducción, contemplando posibles errores.
Asimismo, el uso disciplinado de las herramientas de mejora, permiten a los tomadores de decisiones detenerse antes de tomar acciones y dejar que las herramientas hagan su trabajo.
En lo que se refiere a la conciencia financiera, las empresas deben asumir el impacto financiero, pues conocen los costos de la calidad y comprenden el impacto en los márgenes.
Cuando la calidad se planea desde un inicio y se utilizan con disciplina las herramientas de mejora, se está encaminando a la empresa hacia la prevención.
“El compromiso con la calidad en todas nuestra funciones y entender que todo lo que hacemos tiene un impacto en la calidad, significa seguir los procesos implementados por el departamento de control y es un enfoque del compromiso con la calidad en una búsqueda constante de excelencia operativa y mejora continua”, refirió.
Finalmente, reiteró que la tecnología es un buen facilitador para simplificar, eficientizar y controlar los procesos, generando la estructura adecuada con las habilidades necesarias para crear procesos eficientes con cero desperdicios.