La excelencia empresarial deberá ser un hábito, señala experto
Un
aliado estratégico para garantizar la competitividad en toda empresa o
compañía, ya sea nacional o internacional, es el talento humano. La gestión del
conocimiento se define como la identificación de categorías de talento humano
necesario para apoyar la estrategia empresarial global.
En una ponencia sobre Capital Humano ofrecida por
José Julio Carpio Mendoza, director de la Facultad de Negocios del Campus
Campestre de La Salle Bajío, se dio a conocer que al evaluar el estado actual
del know-how (saber hacer) y su capacidad de transformación - como
generador de habilidades y capacidades - se logra mayor competitividad,
cubriendo así, los gaps (brecha) de la cadena de valor en la organización.
Aseveró que esto representa un esfuerzo sistemático
al utilizar el conocimiento dentro de una organización para transformar su
habilidad de almacenar y hacer uso de sus competencias en mejora de sus
resultados.
“Esta
gestión hace que la empresa se preocupe por su capital intelectual, siempre en
la búsqueda del mejor talento del mercado para costos, se trata de una nueva
estrategia organizacional que se centra en potenciar tres pilares: el carácter,
la emoción y la lógica”.
Además, advirtió que un nuevo paradigma en la
organización actual tiene su origen en los individuos que hacen su desarrollo
personal y profesional en las empresas, esto deviene del capital estructural de
donde se desprenden los procesos, sistemas, tecnologías, la cultura y la
organización.
Es
así como el capital estructural funge como un ente que incorpora, capacita y
sostiene al capital humano. Este concepto incluye varios factores como; la
calidad y alcance de los sistemas de informática, imágenes de la compañía,
bases de datos patentadas, conceptos organizacionales y documentación. De ahí,
se genera el capital intelectual.
“El
capital intelectual como nuevo activo de la empresa, está implícito en los
procesos y explícito en la experiencia de los trabajadores.
La
persona tiene habilidades y capacidades innatas que deben orientarse y potenciarse
hacia una meta común”.
Reiteró
que las iniciativas de gestión del conocimiento y medición del capital
intelectual representan un hito muy significativo en el paso de la era
industrial a la economía del conocimiento. En esta nueva economía el recurso
por excelencia ya no son los factores económicos tradicionales (tierra, trabajo
y capital) sino el conocimiento, un activo que, a pesar de no lucir en la
contabilidad, contribuye de forma notable a los resultados de la empresa.