México se enfrenta al desafío de acelerar la producción de Combustible Sostenible de Aviación (SAF) para combatir las emisiones de carbono en la industria aérea. Según Alfredo Ramos, director de la Iniciativa para los Combustibles Sostenibles de Aviación en México (SAF), se necesitarían al menos cinco plantas cerca de los aeropuertos más importantes para lograrlo.
A pesar de la necesidad, México carece de las regulaciones necesarias para facilitar la producción de SAF. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) señala que la aviación contribuye con el 2% de las emisiones de carbono a nivel global, y la meta para el 2050 es mitigar 1.8 gigatoneladas de carbono, siendo el 65% a través de SAF.
Infraestructura adecuada
Aunque los Fabricantes de Equipo Original (OEM) impulsan iniciativas con tecnologías sostenibles, se destaca la importancia de contar con la infraestructura adecuada en los aeropuertos. Actualmente, hay nueve fuentes certificadas de SAF, y se enfatiza en la necesidad de crear combustibles similares a los existentes para facilitar la transición.
En México, aerolíneas como Aeroméxico, Viva Aerobús y Volaris están adquiriendo SAF para reducir su impacto ambiental. Aunque la producción local aún no ha comenzado, se estima que en unos cinco años podría iniciarse la primera planta.
Garantizar rentabilidad
El Instituto Politécnico Nacional ha desarrollado un proyecto ganador para producir SAF a partir de residuos agrícolas, destacando la necesidad de apoyo gubernamental para establecer regulaciones y normas que impulsen la industria. La cadena productiva requerirá subsidios y la participación activa del gobierno para garantizar su rentabilidad.
Airbus reconoce a México como un socio estratégico y busca colaborar en el desarrollo de SAF. El aumento de la producción es un desafío, pero se espera que la producción de combustibles renovables alcance una capacidad de al menos 69 millones de litros para el 2028.
Descarbonización de la aviación a nivel global
En suma, México se enfrenta a la necesidad de superar desafíos regulatorios y tecnológicos para impulsar la producción de SAF y contribuir significativamente a la descarbonización de la aviación a nivel global.
