Nos
encontramos viviendo y trabajando en una industria cada vez más competitiva, en
donde los recursos energéticos son más valiosos tanto ecológica como
económicamente. El mercado nos exige ser más eficientes, producir más a menor
costo energético, cumplir nuevas normativas y estándares para nuestros clientes
y proveedores, apegarnos a la reforma energética e incorporarnos al internet de
las cosas.
He vivido de
cerca con diferentes industrias del ramo automotriz, alimenticio, cosmético y
de servicios, la necesidad de conocer sus costos energéticos, administrarlos,
mejorarlos y desarrollar estrategias de ahorro más eficientes y funcionales. Es
aquí cuando comenzamos a hablar de eficiencia energética y de los sistemas de
gestión de energéticos, los cuales van de la mano. No se puede mejorar lo que
no se puede medir.
A las
empresas les preocupa que el implementar un sistema de gestión de energéticos
resulte demasiado complejo y difícil de operar, pero nada está más alejado de
la realidad, ya que es una prioridad el que estos sistemas sean desarrollados
de acuerdo con las necesidades del cliente, que sean intuitivos y sobre todo
que den información fácil y rápida de entender y transmitir.
El proceso
de administración de recursos no es ajeno para las empresas, ya que a diario lo
hacen con los recursos humanos, materiales y financieros ¿por qué no hacerlo
ahora con los recursos energéticos como la electricidad, agua, gas, aire,
combustibles y todo lo que necesitan para su correcta operación tanto interna
como externa?.
Los
beneficios de contar con un sistema de gestión de energéticos impactan en todas
las áreas de la empresa, por ejemplo: es posible conocer cómo se utilizan los
energéticos y asegurar que estén óptimos para la correcta operación de la
planta, aquellos que gusten de los números pueden identificar los costos de
cada proceso e impactarlos en los precios de sus productos, el departamento de
sustentabilidad obtendrá las toneladas de CO2 que han ahorrado, identificar el
costo de energía eléctrica en cada proceso, el cálculo del índice energético,
proyección del costo mensual de energía, registro de niveles atípicos de los
parámetros de calidad de energía, entre otros.
Las empresas
que han incorporado un sistema de gestión de energéticos han pasado de un
rotundo “no sé cómo”, a dar datos contundentes cuando les preguntas ¿cómo es tu
calidad energía? ¿cuál es el proceso que más agua requiere? ¿qué equipo tiene
la mayor demanda eléctrica? ¿cuántos metros cúbicos de gas consume ese horno?.
La suma de
pequeñas acciones e innovaciones en el uso y la gestión de los energéticos
marcarán la diferencia entre los planes fallidos y la permanente eficiencia
energética.