La apertura de mercados, la transformación de las actividades comerciales, la reducción de las fronteras para la ejecución de negocios, entre otros factores, han impactado positivamente a nuestro país. No es raro escuchar que una de las grandes fortalezas de nuestra economía viene de la industria manufacturera, siendo la región del Bajío de las más importantes, con un crecimiento de 17.9% en un periodo de 5 años, según los reportes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Pero estas grandes noticias han hecho preguntarme: ¿Lo estaremos haciendo bien? Desde un punto de vista tecnológico —porque durante los últimos dos años he escuchado en foros, reuniones o en el café con los amigos—, de un concepto fácil de interpretar, pero difícil de implementar: la industria 4.0
Y es que no hemos explotado el poder que nos otorga la tecnología. Mientras en áreas operativas seguimos hablando de velocidades, integraciones y servicios adicionales para nuestros usuarios, nos olvidamos que esa misma tecnología nos podría apoyar a generar una mayor rentabilidad de nuestros productos, mejorar la calidad o reducir las fallas o accidentes laborales.
Una empresa armadora cuenta comúnmente con maquinaria de última generación, que produce N piezas en un periodo de X tiempo, la responsabilidad de la continuidad de ese piso de producción, normalmente cae sobre una persona: el director de operaciones, que en la mayoría de los casos no es tecnólogo, por lo que practica las mismas acciones de verificación que hace 15 años. Todos los días revisa las bitácoras de servicio, los informes de mantenimiento, los reportes de piezas producidas, sin saber que en el aire como un ente existen datos que le ayudarían a automatizar o a mejorar la calidad de su producción.
Desgraciadamente hasta el día de hoy, los pisos de producción más conectados cuentan con Internet inalámbrico, completamente bloqueado por que son causa de distracciones al personal lo cual genera un riesgo más que un beneficio.
Es por eso que el término de Industria 4.0 es tan complicado. Debemos de dejar de pensar en equipos, marcas y presupuestos; la automatización (aunque está ligada a la tecnología) va más en función de los procesos. Automatizar un piso de producción, implementar y explotar la analítica que genera nuestra maquinaria, nos generará ahorros muy importantes. Pero cuando los datos que obtengamos sean cruzados con los datos libres, los beneficios son incalculables: podremos ver y anticipar periodos de adquisición, prever caídas o incrementos en la capacidad de compra de la gente, establecer temporadas con mayores temperaturas, que nos genera un gasto adicional y el poder de penetración de nuestra marca, por región, por edad.
¿Y se dan cuenta que me salí de la fábrica? Diariamente se producen cerca de 2.5 billones de datos en el mundo, debemos preparar a nuestras empresas para ser un motor con la capacidad de explotarlos y aprovecharlos. Yo estoy luchando diariamente con ese cambio de chip, ¿me acompañas?
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Edval Velázquez
Director comercial de Unified Networks
evelazquez@un-mx.net
