La automatización se refiere a la acción de una
máquina que permite realizar tareas sin la intervención del ser humano. Sus
orígenes se remontan a la prehistoria donde las primeras máquinas constaban de
poleas o palancas para sustituir la fuerza del hombre.
Hoy en día, y gracias a los avances tecnológicos,
la automatización comprende complejos procesos y tareas que, al igual que sus
máquinas antecesoras, sustituyen las acciones del ser humano.
Sin embargo, estas acciones son repetitivas,
propensas a accidentes y fallas. Como ejemplo tenemos un sistema de visión, el
cual, en cuestión de segundos, puede analizar si una pieza es de la calidad
requerida, ya sea por sus dimensiones, colores o formas, sustituyendo así a la
tarea que anteriormente realizaban personas sentadas incansables horas frente a
una línea de ensamble para analizar las piezas.
Esta forma de análisis era propensa a errores que,
en el peor de los casos, podían producir piezas finales defectuosas que
causaran accidentes.
Otro ejemplo similar lo encontramos en una línea de
ensamble donde hoy en día un robot puede realizar dichos ensambles de manera
automática, rápida y sin errores, nuevamente sustituyendo la tarea que
anteriormente era realizada por personas que pasaban interminables horas frente
a una máquina semiautomática o una línea de ensamble en ambientes poco
adecuados para el ser humano y con la propensión a accidentes.
Un último ejemplo que es posible gracias a los
adelantos tecnológicos está en los robots móviles, los cuáles trabajan de
manera coordinada y eficiente trasladando partes de un lugar a otro, sin
errores y sin retrasos.
Todo esto ha llevado a muchas personas a
preguntarse si algún día seremos sustituidos por máquinas. La realidad es que
no hay un riesgo de que esto suceda ya que el cuerpo y el cerebro humano no
tienen competencia en cuanto a ciertas actividades como la innovación, la
creatividad, la identificación de aromas, entre otras por mencionar algunas. Y
como dijo el fundador de Omron: “A la máquina el trabajo de la máquina, y al
hombre el reto y la emoción de la creatividad”.
No obstante, resulta evidente que esto conlleva
grandes retos, entre ellos el continuo aprendizaje y el crecimiento y
desarrollo profesional. Pero también para estos retos tenemos la gran ventaja
de la tecnología, ya que hoy en día el conocimiento está al alcance de todos.
En un estudio reciente el Instituto para el Futuro (IFTF por sus siglas en
inglés) pronostica que el 85% de los trabajos en el año 2030 no han sido inventados
aún; así como también el 50% de las compañías que forman parte del índice
S&P de la bolsa de valores en Estados Unidos tampoco han sido creadas.
Estos números podemos verlos de algún modo en la
industria de telecomunicaciones donde hace 25 años no existía la telefonía
celular y hoy por hoy hay millones de personas que trabajan alrededor de la
misma, lo cual requiere de nuevos conocimientos y habilidades que las personas
tienen que adquirir.
Al final, podemos concluir que es responsabilidad
de cada uno de nosotros el continuar trabajando en nuestro propio desarrollo y
evolución, lo que nos permitirá encontrar nuestro lugar en el futuro.
INFORMACIÓN:
Mauricio
Blanc
Gerente general Latinoamérica en Omron
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