Cuántas veces hemos dicho: si tan solo hubiera
tenido ese (nombre de equipo deseado) no se me hubiera “escapado” ese prospecto
que tanto quería/necesitaba cerrar. El equipamiento continuo de una empresa es
uno de los factores de aceleración más trascendentes dentro de la gestión
comercial, y lo es así por lógica simple: si con una máquina puedo atender a 5
clientes, ¿cuántas máquinas necesito para atender a 10?
La respuesta es sumamente lógica pero el “de dónde
obtengo el recurso para comprar el equipo” no siempre lo es.
Una de las soluciones más obvias y comunes con las
que me he topado es la del ahorro obligado, también llamado “mal necesario”. Y
se hace justamente con mala cara porque no existen demasiadas alternativas de
ahorro inteligente y las tasas de comisión que muchas instituciones manejan son
demasiado pequeñas, forzando al empresario a “esperar” que las comisiones se
sumen a lo largo de los años hasta obtener el monto que se necesita… ¡Pero para
el día de ayer!
La cura a la necesidad del dinero, enfermedad atroz
que se ha propagado en el ambiente empresarial desde hace décadas, se llama financiamiento
privado. El financiamiento privado, a su vez, tiene múltiples ramas y herramientas
para el empresario; dos de las más comunes son las siguientes:
- El crédito refaccionario es útil cuando no te interesa la deducción
o necesitas que el activo aparezca en tus estados financieros para darle
solidez financiera a tu empresa.
- El arrendamiento puro es útil cuando te es relevante la deducción
de cada pago y no deseas que aparezca un pasivo en tus financieros.
Te comparto mi regla de oro: si dirijo una empresa
rentable que requiere activos para operar, los arrendo. Yo uso mi capital
únicamente para desarrollar proyectos que hagan la oferta de mi empresa única
en un modelo de negocio escalable y de alto valor (aunque no quiera venderla).
Es un hecho que el “comprar equipo para que esté a
mi nombre” es un hábito arraigado en la cultura empresarial, pero cuando se participa
en tantos casos de éxito es fácil darse cuenta el motivo por el cual los
grandes millonarios del mundo llevan décadas utilizando esta forma de
financiamiento para continuar su expansión, pues al fin de cuentas, NO se
necesita tener equipo para generar ingresos en una empresa, solo se necesita
usarlo.