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Aeroespaciales apuestan cada vez más I+D en México

Dinorah Becerril.
Junio 01, 2023

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Los centros de investigación y desarrollo para el sector aeroespacial se han convertido en una pieza fundamental para fortalecer las capacidades de la industria en México.

De acuerdo con el Pro Aéreo 2.0, hay diversos centros de investigación ubicados en los diferentes polos de desarrollo aeroespacial en México: Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Querétaro y Sonora, mismos que soportan y atienden las necesidades de las empresas. Querétaro y Nuevo León son las dos entidades federativas con un mayor número de centros de investigación y desarrollo, con seis y cinco, respectivamente.

Para Antonio Velázquez, director general del Aeroclúster de Querétaro, los centros de investigación juegan un papel importante para responder a la demanda de la industria y forman parte de un ecosistema en el que tienen presencia empresas innovadoras que desarrollan proyectos de alta tecnología.

Querétaro se ha distinguido por ser fuerte en manufactura, mantenimiento y reparación y procesos especiales y ahora apuesta por esta nueva vertical que tiene que ver con procesos más avanzados de diseño e ingeniería, es por ello que cada vez atrae proyectos más complejos.

“Hemos observado de manera interesante que la industria en Querétaro se está transformando; originalmente, la gran mayoría de los proyectos estaban enfocados en las áreas de manufactura, mantenimiento y reparación y procesos especiales, pero cada vez más empresas están desarrollando proyectos para la investigación básica y aplicada”, dijo Velázquez.

Tales son los casos de GE e ITP Aero que cuentan con centros de investigación e ingeniería.

Las empresas cada vez muestran un mayor interés en las capacidades que tienen los centros de investigación, en particular, para caracterización de materiales y de procesos especiales, es decir, puede ser que el proceso de manufactura ya esté realizado o provenga del exterior, “pero en el camino hay muchos retos qué resolver que tienen que ver con la ejecución de la manufactura o la aplicación de ciertos métodos o procesos especiales”.

En estos aspectos son en los que intervienen los centros de investigación para apoyar con su infraestructura, investigadores y metodologías para caracterizar algunos de los procesos o elementos de la manufactura, es por ello que vemos este creciente interés, dijo Velázquez.

En el estado existen diversos centros de investigación, como el Centro Nacional de Metrología, el Centro de Tecnología Avanzada (Ciateq), el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica (Cideteq), el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional y el Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial (Cidesi), a los que se suman los de otras instituciones educativas que también realizan investigación y desarrollo como la Universidad Aeronáutica en Querétaro (Unaq) y la Unidad de Alta Tecnología de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, que son quienes actualmente desarrollan algún proyecto en la industria aeroespacial.

En Querétaro, 30% de los proyectos que se llevan a cabo son de investigación básica, es decir, elementos que inician nuevos procesos de tecnología e innovación y se encuentran en el inicio de la investigación; y el 70% de investigación aplicada, que se refiere a la que se encuentra más avanzada y probablemente ya tiene una aplicación comercial con un objetivo determinado para su uso.

“Este año realizamos un estudio de cuántos proyectos se están desarrollando en la industria aeronáutica, espacial y de defensa. En total, logramos contabilizar 34 estudios o proyectos que se trabajan en ese sector”, detalló Velázquez.

Precisó que de estos, 32% se encuentran en el sector aeronáutico, 5% en el área de defensa y el resto en el espacio.

Las áreas de conocimiento de estos proyectos tienen que ver con desarrollo de nuevas estructuras o materiales, procesos superficiales o para modificación de superficies, desarrollo de software, drones, materiales compuestos, cohetes, sistemas de navegación y micro y nanosatélites.

Las empresas que se encuentran trabajando en estos desarrollos, añadió, son empresas Fabricantes de Equipo Original (OEM, por sus siglas en inglés), Tier 1 y 2, principalmente.

Entre las áreas de investigación y desarrollo en la que se observa una mayor inversión es en la sustentabilidad. Por ejemplo, durante la Feria Aeroespacial México (Famex), la Unaq y GE Aerospace firmaron un Memorándum de Entendimiento para el desarrollo de combustible sostenible de aviación (SAF, por sus siglas en inglés), con miras a alcanzar sus objetivos de sustentabilidad en la industria.

Adicional a ellos, se encuentran desarrollando otros proyectos que tienen que ver con propulsión, aeroestructuras, entre otros.

Además, la vinculación con la academia es primordial para generar impactos en el desarrollo de capital humano, equipamiento, ventas, reducción de costos y desarrollo de know how e inclusive en el desarrollo de nuevas certificaciones.

“Todo ello consolida al ecosistema aeroespacial llevándolo a un mayor nivel de complejidad, que requiere de nuevos talentos que sepan participar en esta nueva tendencia de líneas tecnológicas para proyectos de desarrollo e innovación, que generarán un nuevo expertiseknow how”, mencionó.

Recientemente, la UNAM dio paso a la apertura de la carrera de Ingeniería Aeroespacial a través de su Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Juriquilla, con 30 espacios disponibles. Esta ingeniería ya la imparte en Ciudad Universitaria y en la actualidad cuenta con alrededor de 600 estudiantes cuya formación está orientada hacia los sectores espacial y aeronáutico en desarrollo tecnológico e innovación.

En Querétaro, dentro de las líneas de investigación de la Unidad de Alta Tecnología de la UNAM está el desarrollo de plataformas satelitales de diferentes tamaños, desde nano hasta microsatélites como los proyectos K-‘OTO y AztechSat II.

Además, también participa en el desarrollo de normas en NMX para sistemas espaciales como la NMX-AE-003-SCFI-2021 “Sistemas espaciales-requerimientos de compatibilidad electromagnética”.

Adicionalmente, cuentan con desarrollos tecnológicos únicos como la patente MX 392148 B “Propulsor de efecto hall para vehículos espaciales”. Y tiene un esfuerzo importante relacionado con la certificación de laboratorios bajo la norma 17025, donde la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA) acreditó al Laboratorio de Compatibilidad Electromagnética como Laboratorio de Ensayo de acuerdo con los requisitos establecidos en la norma NMX-EC-17025-IMNC-2018 ISO/IEC 17025:2017 para las actividades de evaluación de la conformidad en Eléctrica Electrónica.

De acuerdo con el Dr. Jorge Alfredo Ferrer Pérez, responsable técnico del Laboratorio Nacional de Ingeniería Espacial y Automotriz (LN-INGEA) de Conacyt y la Facultad de Ingeniería de la UNAM, tiene por objetivo diseñar, fabricar, integrar y probar sistemas automotrices y espaciales. En este último, el LN-INGEA cuenta con capacidades para realizar pruebas de vibración, pruebas de vacío térmico, pruebas de EMC, así como laboratorios para fabricación que diseño y fabricación de sistemas embebidos y una estación terrena.

“Con estos laboratorios en su conjunto es posible desarrollar sistemas espaciales en la nación”, añadió.

Hoy en día, dijo, la industria aeroespacial en México, que es mayoritariamente aeronáutica, se ha puesto la misión de poder trascender hacia la industria espacial, de modo que varios de los procesos con los que actualmente se cuentan puedan ser la base para fabricar productos espaciales como lo son satélite y lanzadores, entre otros.

“Esto es posible, ya que tanto la industria aeronáutica como la espacial comparten una gran similitud en cuanto a los procesos y normas para desarrollar productos en varias partes del territorio. Varios aeroclústeres a lo largo del país se han dado a la tarea que poder formular planes de desarrollo que permita la trascendencia hacia el sector espacial y militar”, expresó.

De manera que es importante contar con infraestructura especializada que permita validar los productos o sistemas en condiciones operacionales para desarrollar tecnología e innovación propia.

“Si bien existe esta clase infraestructura en otras partes del mundo, a menudo es restringida para un usuario externo. Cuando se cuenta con infraestructura de innovación y tecnología propia, es posible profundizar en los procesos y realizar innovación en diferentes productos con costos reales, accesibles y sin intermediarios”, expresó Ferrer.

Por lo que es importante robustecer la infraestructura actual que tiene México para que sea comparable con infraestructura internacional y que de esa manera México pueda construir su dependencia tecnológica en la creación de productos originales e innovadores.


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