La necesidad de hacer la transición a nuevos combustibles creará desafíos y oportunidades para los administradores de flotas, que son muy diferentes a los que enfrenta la industria de vehículos nacionales. Con baterías capaces de impulsar vehículos grandes para largas distancias aún en desarrollo, los administradores de flotas tendrán que encontrar la combinación adecuada de combustibles alternativos para las necesidades de su organización.
Para el 2040, la industria de flotas podría transformarse casi más allá del reconocimiento actual. Y es que, para ese año, el número de automóviles en circulación se duplicará a 2,000 millones y todos los vehículos más pequeños podrían migrar hacia la energía eléctrica. En contraste, el transporte de larga distancia más grande transicionará a combustibles renovables y de bajas emisiones.
En este contexto, la encuesta Future of Fleet, realizada por Shell, encontró que el 53% de los administradores o gerentes de flotas esperan adoptar nuevos tipos de combustible durante los próximos cinco años y el 64% de ellos optó por el eléctrico o el híbrido, no solo frente a otros tipos de combustible alternativo, sino también con preferencia al diésel y la gasolina.
Asimismo, los resultados arrojaron que los gerentes de flotas consideran que los grandes cambios que ven los encuestados son la adopción de nuevos tipos de combustible (53%), la introducción de nuevas tecnologías (48%) y el advenimiento de nuevos tipos de vehículos (47 por ciento).
De acuerdo con Paola López, senior marketing manager de Shell México, la automatización es parte de esta transformación que cambiará la forma en la que operan las flotas. “Como resultado, estamos viendo muchas colaboraciones nuevas entre organizaciones que buscan compartir consejos y desarrollar normas comunes. Buscando socios fuera de su sector inmediato, como tecnología, infraestructura energética o consultoría: puede ayudar a probar ideas e identificar las mejores prácticas”.