¿Más antigüedad o más expertise?

Querétaro
Nemesio Arriola Ramírez .
Noviembre 2020
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Dice El filósofo de Güemez que la vida es como un taxi, el taxímetro avanza aunque el auto esté detenido. Y así es, en la vida profesional puede ocurrir que el transcurrir del tiempo aumente la antigüedad laboral pero no la expertise.

El término “experiencia”, que se suele asociar tanto a los años de antigüedad como a la expertise (término anglosajón), se define en el Diccionario de la Real Academia Española como “práctica prolongada que proporciona conocimiento o habilidad para hacer algo”. Si bien de aquí se deduce que la experiencia implica años, pues se trata de una práctica prolongada, es sobre todo el resultado que proporcionan estos años, es decir: el conocimiento o habilidad para hacer algo, lo cual nos lleva a entender tanto la expertise como la experiencia como el nivel de dominio que se adquiere con el paso del tiempo.

CÓMO AMPLIAR NUESTRA EXPERTISE
Aquí te sugiero algunas estrategias que pueden ayudarte a conseguir un nuevo nivel de dominio propio de la experiencia o la expertise:

1. Formar parte de un ecosistema de crecimiento
Hace algunos años, durante una visita guiada al Massachusetts Institute of Technology (MIT), la guía que dirigía el recorrido, señaló en varias ocasiones los cubículos de profesores que habían obtenido algún Premio Nobel. Al considerar que el MIT cuenta con más de 70 premios nobel entre sus profesores y egresados, no pude dejar de pensar en el fuerte estímulo que supondría para los que ahí estudian, habitar un ecosistema donde lo ordinario es obtener un reconocimiento de ese nivel.
Para aumentar nuestro nivel de dominio es clave formar parte de ecosistemas que despierten aspiraciones y nos refieran a horizontes más amplios de desarrollo. En este sentido, es digno de reconocimiento el ecosistema de crecimiento que promueve Mexico Industry a través de sus actividades y publicaciones.

2. Practicar, practicar y practicar… pero reflexivamente
En ocasiones, se considera que la repetición de una acción convierte a alguien, sin más, en un experto; no es así para Anders Ericsson, autor de Peak, quien explica la diferencia entre una práctica ingenua y una práctica reflexiva. La práctica ingenua es aquella en que se espera que la repetición por sí sola mejore el desempeño, mientras que la práctica reflexiva se caracteriza por tener metas específicas, una adecuada retroalimentación y por ser una actividad que requiere estar en lo que hacemos, poner los cinco sentidos.
Una práctica reflexiva es la que nos lleva, gradualmente, a adquirir la automatización del desempeño o lo que Robert Greene llama en su libro Mastery: el cuerpo y la mente actuando como uno mismo.

3. Contar con los errores y aprender de ellos
Dice la frase atribuida a Goethe que la única persona que nunca se equivoca es la que nunca hace nada, esto nos recuerda que en nuestro actuar debemos contar con el error a la vez que con el esfuerzo por aprender de él y corregirlo; de ahí que se afirme que en el caso de las realidades humanas decir “correcto” equivale a decir “corregido”, porque es mediante la corrección gradual de nuestros errores que desarrollaremos aquello que se denomina en medicina “ojo clínico”, es decir, la habilidad que lleva a un profesional a advertir, con la rapidez de la primera impresión, los datos más significativos para realizar un diagnóstico certero, en palabras de Malcolm Gladwell en su libro Inteligencia Intuitiva: el pensar sin pensar.
La percepción de que contamos con expertise puede volverse contra nosotros si asumimos una actitud arrogante. No hay que olvidar que la famosa “ceguera de taller” deriva en parte de conformarse con lo ya sabido y de considerar válida solamente la propia perspectiva. Buscar la expertise nos lleva a dejarnos asombrar por la riqueza y complejidad de la realidad y a mantenernos aprendiendo de los demás.

+INFO
Nemesio Arriola Ramírez / director en Trabajo Experto
nemesio.arriola@trabajoexperto.com
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