Descendiente de una arraigada tradición profesional, -ya que la mayoría de sus primos o tíos eran médicos-; Francisco Javier no quería ser quien rompiera el molde de esta línea de profesionales en el área de la salud de su familia, y como muchos jóvenes se aventuró en el estudio de esta carrera en Monterrey, Nuevo León, la ciudad cuna de muchos expertos, no solo en la medicina, sino de diversas áreas.
Sin embargo, corría el primer semestre de la carrera de medicina y Francisco ya sabía que esa no era su vocación, por lo que tomó la decisión de dejar la facultad y regresó a su hogar en Río Bravo, Tamaulipas.
Poco tiempo transcurrió y mientras estaba pasando unos meses en el estado de Michoacán con unos familiares, Francisco sintió la necesidad de ir a EE.UU., a Indiana, donde radicaba toda la familia de su padre, fallecido a la edad de 20 años en ese país tiempo atrás.
“Tomar la decisión de hacer este viaje fue el detonador de todo lo que he vivido hasta hoy”, expresó Francisco Javier.
EL CAMBIO
Ya en EE.UU., Francisco asistió a una escuela de intercambio internacional. A sus 21 años y estando en un país ajeno, con diferente cultura e idioma, y lejos de su madre, le tocó experimentar varios retos, sobre todo por la diversidad cultural y por el idioma inglés que en ese entonces aún no dominaba.
Sin embargo, la astucia y sabiduría de su abuelo paterno, impulsaron a Francisco a aprender de una manera muy creativa este idioma. La familia ideó toda una estrategia para apoyarlo y sin darse cuenta, lo orillaron a realizar diversas actividades que le ayudaron a aprender inglés.
Desde ahí, Francisco tomó fuerza y seguridad en sí mismo y su vida cambió por completo.
“Eso es algo que me sucedió y fue el switch on que necesitaba activar en mi vida”, dijo.
SU VIDA LABORAL
Una situación crítica en la familia hizo que Francisco regresara a su tierra en México y aquí ingresó nuevamente a la universidad a estudiar la licenciatura en Relaciones Industriales.
“Hubo diversas situaciones que me hicieron aprender y ver lo que es el trabajo, el esfuerzo y dedicación”, comentó.
Cursaba apenas el tercer mes de la carrera, y por medio de un compañero, al cual haría el favor de llevarlo a una entrevista para aplicar a una vacante de practicante en la empresa Delnosa (hoy Delphi), Francisco se dio cuenta que el destino le tenía preparado el camino que tomaría su vida.
Estando en espera con su amigo en el lobby de Delnosa, Francisco también aplicó para la vacante, y gracias a su destreza en el idioma inglés, su seguridad y actitud proactiva, fue seleccionado.
“Me tocó vivir la época maravillosa, el boom del crecimiento empresarial, del sector de la industria maquiladora y de empleadores que le han dado una gran oportunidad a muchísima gente de la región”, expresó.
Francisco llegó como practicante a la empresa en junio de 1993 y fue en el tiempo indicado y con la gente correcta; para enero de 1994, ya era empleado contratado de Delnosa.
Además de haber sido reclutador por cerca de siete años, Francisco fue supervisor de recursos humanos, también fungió como supervisor de relaciones laborales en donde tuvo otra etapa de aprendizaje.
“Una de mis experiencias más bonitas en Delnosa fue haber participado en Hábitat para la Humanidad, un programa de apoyo socialmente hablando en la región, ya que ayudaba a familias de bajos recursos para la construcción de su propia casa. También, tuve la oportunidad de participar en Fondo Unido, donde estuve como presidente por un periodo de 14 años. Mi afinidad en la vida no solamente ha sido el trabajo laboral, sino el trabajo social”, explicó Francisco Javier.
Hay que destacar que gracias al apoyo de la industria manufacturera, Javier pudo cursar una Maestría en Relaciones Industriales en la Universidad Valle del Bravo en Reynosa, hoy Valle de México.
LLEGA A VALEO
Tras 20 años en la compañía Delnosa, cerró el ciclo. Y tal como sucedió cuando inició como practicante en esta empresa, a la cual llegó sin planear una entrevista, así fue en Valeo Sistemas Electrónicos de Río Bravo.
“Ya estaba por retirarme de la compañía Delphi y recibí la llamada de una empresa reclutadora de talento que me presentaba una oportunidad para trabajar en Valeo ubicada en Río Bravo, mi ciudad de residencia. Esto era lo que la vida y Dios me tenían preparado”, detalló.
El ingreso a Valeo fue inmediato. Hoy, Francisco Javier tiene ocho años de trayectoria en la compañía gracias a que supo aprovechar la oportunidad que se le presentó cuando le llamaron para una entrevista.
“Algo que debemos valorar es que, si se nos presenta la oportunidad, debemos lograrla”.
Un dato a destacar es que Valeo, nombre de la empresa, significa: me siento bien, me siento fuerte, vigoroso. De hecho es un vocablo compuesto en latín, y esta conjugación hizo la palabra Valeo.
Francisco es ejemplo de que contar con una buena actitud, constancia y perseverancia son clave para el crecimiento profesional y personal. Si bien como muchas personas ha tenido que superar retos, Francisco supo prepararse y estar en el momento indicado; ha sabido superar el miedo y tomar las mejores decisiones, tanto en su vida profesional como en la personal.
Es padre de tres hijos, está casado desde hace 23 años y es fiel creyente y comprometido con la ayuda social.
Francisco Javier Hernández es sin duda un hombre éxito, y no solamente en la idustria, sino en su vida en general.
MÁS INFORMACIÓN
Nombre completo: Francisco Javier Hernández
Profesión: Licenciado en Relaciones Industriales
Año de nacimiento: 1973
Originario: Río Bravo, Tamaulipas
Empresa: Valeo Sistemas Electrónicos