Por: Jair Pérez
El mundo industrial postpandémico debe aprender una lección definitiva: las tecnologías de automatización avanzada y digitalización para optimizar procesos están aquí para quedarse y son las herramientas que deberán adoptar, no solo de forma interna, sino a lo largo de toda la cadena de suministro.
El Covid-19 y sus consecuencias desnudaron las carencias de las empresas para lidiar con una situación así. En consecuencia, las compañías enfrentaron la repentina escasez de materiales, fuertes caídas en la demanda y falta de disponibilidad de trabajadores, señala una encuesta de McKinsey & Company a fabricantes asiáticos.
Como resultado de esto, siete de cada 10 empresas reportaron haber sufrido algún tipo de interrupción en su cadena de suministro, de acuerdo con una encuesta del Instituto para la Continuidad del Negocio a 360 ejecutivos globales.
Sí, quizá estemos viendo la luz al final del túnel de esta pandemia, pero aun así, hay algo que nos debe quedar muy claro: tenemos que preparar a nuestros negocios para ser lo suficientemente resilientes y flexibles frente a cualquier evento. Y no lo lograremos sin la adopción de tecnologías emergentes.
“El papel de la industria 4.0 se vuelve aún más crítico en el contexto de una crisis como la del Covid-19. Los jugadores que utilizan soluciones digitales están mejor posicionados para capear la tormenta”, señala McKinsey & Company.
Quiero creer que la mayoría de los directivos está consciente de esto, aunque también es cierto que, en estos tiempos, las empresas enfrentan una situación complicada en términos presupuestarios como resultado de la crisis económica global.
¿Cómo se puede resolver el reto de adoptar tecnología en medio de una débil situación económica? La clave está en la construcción de casos de uso mediante proyectos piloto y pruebas de concepto que exigen una menor inversión y están enfocados en generar quick wins para las empresas y reducir el riesgo operativo.
En este grupo están aquellas soluciones orientadas a facilitar el monitoreo y la gestión remota de equipos, procesos y líneas de producción, así como aquellas que facilitan el distanciamiento social al interior de los sitios de producción.
Pero la transformación debe apuntar más allá de la operación interna. Las empresas que son parte de grandes cadenas de suministro deben disminuir cualquier vulnerabilidad, por lo que es muy factible que veamos una mayor adopción de soluciones punta a punta a lo largo de toda la cadena de valor.
No será raro ver un mayor interés de las organizaciones en adquirir soluciones de inteligencia artificial para optimizar la planeación de la demanda y la gestión de la cadena de suministro. “Los flujos comerciales interrumpidos y las cadenas de valor han obligado a las empresas mejorar la visibilidad de un extremo a otro”, agrega McKinsey.
Hay que decir que los pronósticos tradicionales de ventas son demasiado simples para lograr este fin, pues las empresas suelen construirlos con datos internos para determinar la demanda futura. En contraparte, los algoritmos para gestión de la cadena de suministro y planeación de la demanda están creados con amplios conjuntos de datos de proveedores, clientes, pronósticos de clima, fuentes alternativas de proveeduría e indicadores económicos más profundos.
La incorporación de estas variables adicionales ayuda a las organizaciones a responder de manera más eficaz a las dinámicas cambiantes y a los impactos externos. La analítica avanzada también puede optimizar la planificación en toda la cadena de valor de una manera que no es factible con herramientas tradicionales.
Sufrir la falta de disponibilidad de mano de obra —en México vimos un ausentismo laboral del 20% en plantas de manufactura como resultado del miedo a los contagios de Covid-19—, así como desabastos de insumos por paros operativos en otras regiones, son algunos de los riesgos que, ahora, pueden gestionar de mejor forma las empresas gracias a este abanico de tecnologías disponibles. Esto es parte de lo que le espera al mundo industrial este año.
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