Mucho se
habla sobre las Mejores Prácticas Corporativas; sin embargo, aún existen
diversas preguntas como, ¿Cuáles son?, ¿Dónde se pueden conocer?, ¿Cómo
implementarlas? y ¿Quiénes son los responsables de su difusión, implementación
y seguimiento?
El primer
esfuerzo para responder a dichas inquietudes se dio en México por el Consejo
Coordinador Empresarial, quienes en junio de 1999 presentaron el resultado de
dicho esfuerzo, dando a conocer el primer código de Mejores Prácticas
Corporativas, que si bien su principal nicho eran las empresas públicas, estas
no podían ser aplicadas a todas las empresas ya que se enfocaba en las
funciones y responsabilidades del Consejo de Administración (Gobierno
Corporativo), cuando este concepto y modelo de Gobierno en las empresas
privadas aún resultaba muy lejano.
Hoy en día, esa brecha empieza acortarse, si bien aún sigue siendo un concepto
que falta por fortalecer, el Gobierno Corporativo está tomando más fuerza al
ser un modelo transparente, eficiente y responsable de la adopción de las
mejores prácticas corporativas para que las empresas medianas logren esa
trascendencia en el tiempo.
Esto
debido a que las empresas juegan un papel fundamental en el desarrollo
económico de cualquier país, ya que son las generadoras de empleo, lo cual se
transforma en una mejora social y de bienestar.
Por tal
motivo debe ser un pilar fundamental y responsabilidad de la Alta Dirección, la
administración responsable, así como la difusión de una cultura de profesionalización
y adopción de mejores prácticas entre todos los colaboradores, las cuales
ayuden en el cumplimiento de los objetivos de la empresa; siendo importante que
se adopten controles que puedan mitigar cualquier riesgo que los pudiera
afectar. De tal manera, que las empresas logren una trascendencia en el tiempo,
dejando una huella de beneficio a sus accionistas, colaboradores y en la
sociedad en la que se desarrollan.
Bajo este
preámbulo, se podría definir a las Mejores Prácticas Corporativas como la gran serie
de metodologías que utilizan las transnacionales, las cuales les han resultado
favorables y por ende en el cumplimiento de sus objetivos y la trascendencia
generacional. No sin antes mencionar que
no por el hecho de que les hayan dado resultados a estas transnacionales, le
van funcionar a cualquier sector, he ahí donde resulta importante el realizar
un análisis y/o diagnóstico para cada empresa para determinar ciertos factores
como el sector, tamaño, tecnologías, personal, ubicación geográfica y la cultura
en la cual se desarrollan; siendo este un traje hecho a la medida de sus
necesidades.
Solo de
esta manera, las empresas podrán tener una adecuada adopción de las mismas, a
fin de ser más eficientes y optimizar sus procesos estratégicos, operativos y
administrativos. Si bien hoy existen muchas metodologías que avalan las mejores
prácticas, es importante que estas se vayan adecuando conforme al crecimiento y
al volátil entorno de competencia al que se enfrentan las empresas.
Asimismo,
existe una figura que cada vez cobra más importancia en las empresas para la
validación de la correcta aplicación de estas mejores prácticas corporativas,
siendo este el Auditor Interno; quién es el responsable de vigilar el correcto
cumplimiento de estas e informar a la Alta Dirección las observaciones y
recomendaciones necesarias para la adecuación de las prácticas adoptadas.
MÁS
INFORMACIÓN:
Oswaldo
Ochoa Lupercio
Socio de
Consultoría Global Practice