Después de la pandemia, la recuperación paulatina de la actividad productiva estimuló un aumento en la creación de empleos. Sin embargo, esto no significa que su calidad haya mejorado lo suficiente para satisfacer las necesidades de los hogares, incluso a pesar de los elevados aumentos al salario mínimo.
De acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), en los meses recientes se aprecia una menor dinámica en la creación de empleos, quizá por la moderación en el ritmo de crecimiento de la economía.
En este contexto, destaca la importancia que tiene estimular la inversión productiva, especialmente la del sector privado, para crear el suficiente acervo de capital que permita generar mayores oportunidades para integrarse al mercado laboral, con mayores beneficios para los trabajadores. Solo de esa manera será posible reducir los niveles de pobreza.
Los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), elaborada por el INEGI, muestran que en el primer mes del año la población ocupada sumó 58.9 millones de personas, 553 mil más que en el mismo mes del año pasado.
Si bien este fue uno de sus menores avances anuales, ya supera en 3.5 millones de ocupados su nivel prepandemia, lo que significa que en los últimos tres años se generaron un total de casi 1.2 millones de puestos de trabajo por año.
Acceso a la salud
El acceso a los servicios de salud es un factor determinante de la calidad del empleo en el país. Los resultados de la ENOE indican que del aumento total de 3.5 millones de personas en la que se incrementó la población ocupada desde la pandemia, 2.1 millones consiguieron un empleo en donde les ofrecieron acceso a los servicios de salud.
El CEESP expresó que, si bien el total de la población ocupada con este beneficio sumó 23 millones de personas, que representó el 39% de la ocupación del país, los 35.5 millones que no cuentan con esta prestación es señal de los esfuerzos que se deben realizar aún para mejorar las condiciones laborales.
Nivel salarial
El nivel salarial es otro factor determinante de la calidad del empleo. El aumento en la demanda de empleos frente a una limitada apertura de fuentes de trabajo incide en el nivel de los salarios que se ofrecen, contribuyendo a la precarización del empleo.
Los datos de la ENOE indicaron que, del total del aumento en el número de ocupados después de la pandemia, 10.9 millones de personas lograron ocuparse con un ingreso de hasta un salario mínimo, mientras que, por el contrario, la ocupación de quienes tienen ingresos superiores a un salario mínimo (sm) se redujo en 8.9 millones de personas.
A su interior, el segmento de ocupados con ingresos de más de uno hasta 2 sm disminuyó en 1.8 millones. En el de más de 2 y hasta 3 sm la baja fue de 3.8 millones de personas, en el de más de 3 hasta 5 sm hubo una disminución de 2.4 millones en tanto que en el de más de cinco sm la baja fue de casi un millón.
“Evidentemente ha habido una mejora constante en el aumento de la población ocupada, pero también es claro que en materia de la calidad del empleo aún hay mucho que hacer. La mayor parte de la creación de nuevos puestos de trabajo se sigue observando en los niveles salariales más bajos y sin acceso a servicios de salud. Por ello los esfuerzos se deben centrar en el estímulo de la inversión productiva que propicie un incremento importante en el acervo de capital, con la posibilidad de ampliar las fuentes de trabajo con mejores condiciones”, finalizaron expertos del CEESP.