Estimado lector: estoy seguro de que usted
alguna vez ha escuchado la popular metáfora que dice que “el español es el
idioma de los cielos”. Probablemente lo sea, pero en esta parte del mundo, el
idioma de Shakespeare aún rige gran parte de las actividades de toda índole que
dan impulso a nuestras vidas. Sin embargo, ¿cuál es la importancia de que el
empleado extranjero le tome sabor al idioma de Cervantes? La respuesta: para
lograr un mejor desempeño laboral y productividad en esta industria.
Hace años, en Ciudad Juárez, las naves
industriales empezaron a brotar por diversos rumbos. Con ellas vinieron caravanas de extranjeros: ingenieros,
administradores, técnicos, y ejecutivos. La cantidad de personal
norteamericano, y de otras nacionalidades, era importante. Ante esto, nuestros
ingenieros se esforzaban por esgrimir el difícil arte del idioma anglosajón al
intentar encontrar solución y explicación a los desafíos diarios de las
actividades dentro de una industria incipiente.
Sin embargo, sucedía una conducta para mí
extraña: el extranjero, por lo general, esperaba que el connacional se
esforzara por hablar el inglés, cuando él mismo ni siquiera intentaba hablar lo
más básico del idioma de Cervantes. En las décadas de los ochenta y noventa, de
diez clases que dábamos en Communication
Dynamics/Linguaxis a nuestros clientes sobre el idioma inglés, solamente
0.5 clases nos eran requeridas sobre el español para extranjeros. Es decir, la
demanda estaba claramente inclinada hacia la instrucción del inglés. La
mentalidad en ese entonces solía ser que el mexicano DEBÍA aprender el inglés,
y el extranjero tenía el privilegio de que se le hablara en su idioma, sin
hacer el más mínimo esfuerzo por comunicarse en el idioma del país que le abría
sus puertas.
Afortunadamente, esta actitud ha cambiado
significativamente. La demanda sobre clases de español ha crecido
exponencialmente en los últimos años. Con este cambio de actitud, también se ha
desarrollado un gusto por la cultura mexicana. En el consulado de los EEUU, por
ejemplo, se nos invirtió la pirámide: las clases de inglés se descontinuaron
totalmente, y las de español aumentaron de manera sorprendente. La mentalidad
es otra; aun así, no es suficiente.
Estimado lector,
con el aprendizaje de un idioma viene la cultura, la comprensión, la simpatía,
la armonía; todos elementos importantes de las actividades productivas que
llevamos a cabo en esta industria. La siguiente vez que veamos a un extranjero
en las oficinas, en vez de saludarlo con un “!Hi!”, saludémosle con un
“Quiúbole”, y expliquémosle que significa. Tal vez la Real Academia de la
Lengua no aprobará tal “perversión” del lenguaje, pero al menos tenderemos
puentes lingüísticos y culturales que harán de nuestras tareas, actividades que
unifiquen, y no dividan.
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