La
industria de la construcción en México favorece a la economía del país, porque
es un indicador de las condiciones económicas en las que se encuentra y a su
vez genera empleo a gran cantidad de personas (como la mano de obra no
calificada), e interactúa con un gran número de industrias manufactureras,
brindando con su apoyo elementos básicos que benefician a la sociedad y es un
motor de la producción.
Cuando la
economía crece, la construcción aumenta más que proporcionalmente y viceversa,
cuando la economía disminuye, la construcción lo hace en mayor media.
El sector
está vinculado con la protección del medio ambiente, por medio de varias
acciones: creación de infraestructura dirigida a la sustentabilidad ambiental y
así como tecnológico y el ahorro energético y a medidas ambientales aplicadas
al ordenamiento urbano y territorial.
Dos fuentes
han sido sus generadores: la privada y la pública. En la privada, la obra se ha
sustentado en la construcción de plantas industriales y proyectos
inmobiliarios; y la pública fue el sostén durante muchos sexenios, instaurando obras
de infraestructura para el transporte carretero, aéreo, marítimo y fluvial.
Podemos
hablar de servicios especializados que son aquellos trabajos de instalación y
equipamiento de construcciones, acabados, instalación de estructuras; ya sean
cimentaciones, montaje de estructuras prefabricadas, acabados en edificaciones,
demolición, excavación, drenado, relleno de suelo, etc. Otro de los bloques que
abarca este sector es la edificación, refiriéndose a la construcción de plantas
industriales, naves, edificios comerciales e incluso viviendas multifamiliares.
En lo que se refiere a la ingeniería civil u obra pesada, corresponde a la
construcción a las obras de infraestructura y urbanización como carreteras y
puentes.
A pesar de
que se puede generar aún una mayor inversión en esta industria, a causa de la
regulación de leyes se encuentra actualmente en desaceleración y esto se deriva
a las deficiencias del marco regulatorio en el que se incluye la falta de una
nueva ley que favorezca la regularización de este gremio.
Desde el
punto de vista gremial, el sector visualiza a las organizaciones empresariales
más competitivas respecto de su respuesta profesional a cambios en la oferta de
trabajo en cuanto a magnitud, extensión y calidad; desempeño técnico más focalizado
y altamente productivo, selección y uso de tecnologías aptas y de vanguardia, alta
especialización para tener acceso a nichos de mercado selectos de alta
tecnología; acceso a fuentes de financiamiento adecuadas a los nuevos esquemas
de coinversión pública y privada y capacidad de desarrollo de proyectos
integrales en edificación de vivienda y construcción de infraestructura.