Unos estudian la preparatoria, otros la
secundaria y algunos inclusive la primaria. Son niños y jóvenes inventores,
estudiantes de la Academia de Robótica Mesh Robotix, del Centro Comunitario
Fovissste Chamizal, que ganaron medallas y reconocimientos en el Concurso
Intercontinental de la Sociedad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología
(SOLACYT) a nivel nacional.
Después de obtener premios en el mismo
concurso a nivel estatal, tres equipos de la academia viajaron a Guadalajara
para exponer sus proyectos. Ricardo Molina Guzmán y Abraham Martínez Nieblas,
de secundaria, ganaron reconocimiento por Cubo Braille, que permite a personas
con discapacidad visual aprender a leer. Lorenzo Varela Ollervides, de
preparatoria, ganó medalla de bronce por su invento Sensot-P, un chaleco que
previene accidentes viales a ciclistas. Finalmente, Noemí González Calzada y
Carlos Hernández Castro, de primaria, ganaron medalla de oro por Robótica-laca,
un robot calaca que explica el sistema óseo humano.
Algo que destacar de estos inventos es
su ingenio. Puesto que la academia no cuenta con grandes recursos, los
creadores tuvieron que reciclar y reusar partes e invertir ellos mismos. El
cubo Braille, por ejemplo, es el primer invento de este tipo hecho por
mexicanos. Su costo de producción es de 1,500 pesos; un producto parecido en el
mercado es de 3 mil dólares, explicaron los inventores. Por otro lado, el
chaleco Sensor-P costó 600 pesos.
La academia: un
faro de futuros inventores locales
La academia Mesh surge de la necesidad
de que se impartan clases de robótica en la ciudad. La propuesta la hizo el
ingeniero José Alberto Carlos Montes, quien desde la preparatoria participó en
proyectos de robótica, pero, al ver la falta de espacios para desarrollar
robótica real en la ciudad, fundó esta escuela para aquellos interesados en
este ámbito.
A pesar de que la academia ha sabido
sortear las carencias, aún requieren de equipo material, el que las empresas
maquiladoras ya no utilizan, o apoyo económico para el traslado hacia
concursos. “Tenemos que trasladar el proyecto, además requerimos viáticos y
pagar las inscripciones a los concursos, por lo que donaciones y fondos son
bienvenidos”, explicó el profesor, haciendo un llamado a las industrias y
empresas locales para apoyar a los que bien podrían ser los siguientes Nikola
Tesla o Tomás Alva Edison mexicanos.
Innovando la
enseñanza a personas con discapacidad visual
El nombre del invento: Cubo Braille. Sus
inventores son Ricardo Adrián Molina Guzmán y Abraham David Martínez Nieblas, ambos
estudiantes de secundaria. El propósito del Cubo: enseñar Braille a personas
con discapacidad visual a través de una aplicación y un robot que imita los
puntos del sistema Braille. Una característica destacable de este proyecto es
su precio: es mucho más barato que un mecanismo parecido disponible actualmente
en el mercado, el cual cuesta alrededor de tres mil dólares. El Cubo Braille,
en cambio, se realizó con un presupuesto de mil quinientos pesos, a los
inventores les tomó dos meses crearlo y es el primer dispositivo de este tipo
realizado por mexicanos.
“Está hecho para que personas con este
tipo de discapacidad aprendan a leer y se integren más en la sociedad, esto
último porque en Estados Unidos, por ejemplo, es común que en baños y centros
comerciales existen textos en Braille”, comentó Abraham Martínez.
Este proyecto se hizo acreedor de
medalla de oro en el concurso SOLACYT a nivel nacional, en categoría
secundaria.
Chaleco
inteligente
P-Sensor es un chaleco pensado en
ciclistas y motociclistas, puesto que manejan vehículos que no cuentan con gran
protección, según nos explicó su inventor, Lorenzo Varela Ollervides,
estudiante de preparatoria. “Ellos, al sufrir un accidente, son los más
lastimados. Pueden llegar a tener lesiones muy graves o, incluso, hasta perder
la vida”, comentó.
Este chaleco cuenta con medidas de
prevención contra vehículos normales. Una es un sensor que mide distancias, que
les permite a los ciclistas saber el momento en que un carro está detrás de
ellos a través de una alarma y un vibrador. “De esta manera, si tú no lo
escuchas, lo puedes sentir”, comentó Varela. La otra es una aplicación que se
incorpora al chaleco por medio de Bluetooth, la cual hace posible que el
conductor utilice direccionales para avisar a otros conductores sobre cambios
de carril, además de proyectar mensajes de alto y precaución si se conduce a
una velocidad baja. El tiempo que se tarda en poner una direccional con este
dispositivo es el mismo para ponerla en un carro normal. “Esta medida de
prevención es muy buena. Muchas veces atropellan ciclistas porque no saben a
qué carril se quieren cambiar”, explicó.
El costo de producción del chaleco fue
de 300 pesos, a su inventor le tomó un año crear un prototipo; sin embargo, para
crear otro se requieren únicamente dos días. Cabe mencionar este proyecto
también se hizo acreedor de medalla de oro en el concurso SOLACYT a nivel
nacional, pero en categoría preparatoria.