La zona Bajío es una de las regiones más afectadas en México por la crisis ocasionada por la pandemia. La caída en la producción de las empresas manufactureras, reflejo del decremento en el consumo reportado durante 2020, es la razón principal por la que esta región vio comprometida su actividad industrial, pues se trata de una zona con fuerte vocación manufacturera.
Esta particularidad, advirtió Carlos Robles, vicepresidente región centro de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (Femia), también es la condición que permitirá al Bajío tener una recuperación lenta, pero sostenida, en los próximos años.
“[Hay una caída en la economía] que es la más grande en lo que va del siglo e incluso desde buena parte del siglo pasado. Ya hay una especie de recuperación, la cual llevará algunos años, unos cuatro o cinco años para regresar a los niveles que teníamos en 2019”, expresó el también analista y consultor en una reunión virtual ante miembros de cámaras de comercio e industria extranjeras.
Cifras ofrecidas por Robles, a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), reportan que el Bajío aporta el 9.8% de la economía mexicana.
Esta misma zona es la que mayor contracción reportó frente a la pandemia, al registrar una variación negativa anual de 11.1%, al mes de septiembre de 2020.
“Hay ciertas perspectivas que refieren de un rebote un poco más acelerado, yo diría un poco más sano que en otros rubros, como servicio, que están un poco más comprimidos, construcción, minería, todo el tema de generación de energías, [que mantienen números negativos] un poco por la pandemia y otro poco por temas sociopolíticos, están en una franca contracción y no se ve todavía un rebote”, advirtió el analista.
A diferencia de los rubros enlistados, el sector manufacturero reportó números positivos al mes de septiembre pasado. Carlos Robles consideró que este escenario ofrece una perspectiva más clara de la situación de cada industria.
Para el referido mes, los sectores que reportaron cifras negativas fueron energía eléctrica, con -3.1%; y construcción, -5.6%; mientras que los números positivos los registraron minería, con 0.2%; y las industrias manufactureras, 2.4 por ciento.
“Agosto fue el primer mes que empezamos a ver ciertas tendencias positivas con respecto a meses anteriores, pero septiembre fue un mes que nos puso el nivel del agua real, porque nos enseñó a las empresas que fueron solo una burbuja y se desinflaron muy rápido. Construcción es una de ellas, es la que había tenido un mayor rebote y ya tiene un mes, septiembre, negativo”.
Si la manufactura mantiene números a la alza, respecto a los meses anteriores de referencia, podría haber optimismo respecto a la recuperación en el Bajío.
“Manufactura va bien, los avances en manufactura no fueron tan grandes, pero han sido constantemente positivos, y eso nos permite pensar que hay un poco más de sanidad de lo que pasa dentro de la industria”, sostuvo.
AUTOMOTRIZ
En las comparativas anuales entre los meses de enero a julio de 2019 y el mismo periodo del 2020, la exportación de vehículos ligeros presentó una baja de 36.8%; sin embargo, al comparar solo los números de julio, esta caída se amortigua, al quedar en -5.4 por ciento.
El optimismo de Robles se cimienta en las cifras de producción de vehículos ligeros, la cual si bien tiene una variación negativa de 35.4 puntos porcentuales, entre el periodo de enero a julio de 2020 y el mismo lapso del 2019, mejora al revisar solo el mes de julio, donde el porcentaje es positivo en 0.65 por ciento.
“Julio trae números negativos en exportación […], la variación de enero a julio es significativa, pero casi todas las marcas ya están regresando a niveles de producción casi normales y esto arrastra toda la cadena de proveeduría. La cadena de proveeduría en México es muy vasta, sirvió poner a la industria en esencial, lo que permitió seguir siendo los proveedores de confianza y seguir sirviendo al mercado de EE.UU.”, subrayó.
Las oportunidades se pueden potenciar con la llegada de Joe Biden a la presidencia estadounidense, pues a diferencia de Donald Trump, el demócrata cuenta con una agenda ambiental que puede impulsar a la industria de movilidad y los autos eléctricos.
“Esto es una oportunidad, hay que ver [51] cómo nos metemos en el tema. Temas de manufactura de estos componentes (eléctricos) que traen otro nuevo mercado, nuevos arneses, baterías, va a promover mucho el crecimiento del sector”, anticipó Carlos Robles.
AEROESPACIAL
El sector aeroespacial tiene un escenario más complejo. Números de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, citados por Carlos Robles, hablan de una caída de menos 72.8% durante el mes de septiembre pasado, en los kilómetros recorridos por pasajeros. Este rubro llegó a reportar, en el mes de abril, hasta 90 puntos porcentuales a la baja.
El sector de carga aérea, al mes de septiembre de 2020, reportaba un mejor panorama, al registrar menos 8% anual.
“Los vuelos domésticos se espera que tengan un repunte de dos años, para regresar a estos niveles de vuelo que teníamos, y para los vuelos internacionales se espera una recuperación de cinco años, a los niveles que se tenían en 2019”, anticipó el consultor.
Frente a estas adversidades, Robles puso de ejemplo el caso de Aeroméxico, quien implementó una estrategia para convertir parte de su capacidad de transporte de pasajeros y ponerla al servicio de la logística de carga.
“Aeroméxico trae un crecimiento en el sector cargo de casi 30% en este año. Ahí es cuando le juegas al David [contra Goliat] y encuentras una manera de ganar, cuando todo el entorno parece desfavorable, pero en realidad hay muchas oportunidades. El tema es cómo las encontramos y capitalizamos”, enfatizó.