Robots
que colaboran para aprender de las experiencias de unos y otros, y aplicarlas a
su propio contexto, dispositivos que se comunican y platican entre sí para
entender su entorno y comunicarlo al mundo; sistemas computacionales que
“aprenden” y son capaces de predecir eventos y situaciones; todo esto son
solamente algunas de las tecnologías y aplicaciones que han llegado con la 4.a
Revolución Industrial.
La
Industria 4.0 o 4.a Revolución Industrial no se trata de una
cuestión tecnológica “per se”, se
trata de la convergencia de tecnologías y nuevos modelos de negocios que están
transformando de manera radical la economía global y lo seguirán haciendo de
manera exponencial en los siguientes años.
Klaus
Schwab, fundador y CEO del World Economic Forum (WEF) en su libro “Shaping
the Fourth Industrial Revolution” hace una gran reflexión en la manera en
que esta Revolución nos impactará:
“Estamos
al borde de una Revolución Tecnológica que alterará fundamentalmente la forma
en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos unos con otros. En su escala,
alcance y complejidad, la transformación será diferente a todo lo que la
humanidad haya experimentado antes.”
Ante este
inminente cambio, existen muchas oportunidades, pero también grandes retos para
la industria local y regional, así como para la sociedad en general. ¿Cómo nos
preparamos las empresas para competir en esta nueva arena? ¿Cómo generamos más
riqueza en nuestra comunidad? ¿Qué nuevas capacidades, habilidades y
conocimientos requieren nuestros profesionistas? ¿Cómo evitamos el rezago de
sectores estratégicos y potenciamos su crecimiento?
La forma
en que muchos países han decidido enfrentar estos retos y oportunidades parece
ser la misma, si acaso con pequeñas diferencias conceptuales: Habilitar la cuádruple hélice, es decir,
integrar e involucrar a la Iniciativa Privada, la Academia, el Gobierno y la
Sociedad. Este modelo ha permitido que
se generen ecosistemas que trabajen de manera conjunta en prepararnos mejor
para enfrentar esta ola de cambios reconociendo la interdependencia que existe
entre cada una de las hélices para poder responder de manera integral a cada
uno de estos retos y cuestionamientos.
Con un
territorio altamente industrializado, con sectores estratégicos como la
Agricultura, Servicios y Turismo (entre otros), con una gran cantidad de
Universidades e Institutos de prestigio que generan egresados de alto nivel,
Coahuila como Estado y el Noreste como región, tiene la infraestructura
necesaria para sacar provecho de todas las oportunidades que se nos presentan y
transformar el panorama económico y social de las siguientes décadas.
Así, los
retos fundamentales serán: lograr la formación de nuevos ecosistemas
productivos orquestados por las Cámaras, Clústeres y Gobierno; renovar y
actualizar planes de estudios para fomentar más la cultura de innovación y
emprendimiento, así como orientar los esfuerzos a la generación de ideas, la
creatividad y desarrollo de nuevos productos y negocios; facilitar a través de
la Política Pública la inserción de la sociedad en este proceso; preparar a los
trabajadores y profesionistas en habilidades y capacidades para hacer frente a
las nuevas demandas.
Sin lugar
a dudas, la Transformación Digital es un fenómeno que estará presente durante
una ventana de tiempo en nuestras vidas, aprovechar esa ventana es un tema de
vida o muerte no solamente para las empresas sino para la sociedad en general.
Afortunadamente, el poder aprovecharlo es algo que está en nuestras manos.
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