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DEREK MANKY

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Inteligencia artificial: ¿Amiga o enemiga de la ciberseguridad? 


Las estrategias de seguridad deben someterse a una evolución radical. Los dispositivos de seguridad del mañana necesitarán ver y operar internamente entre ellos para reconocer los cambios en los ambientes interconectados y así, de manera automática, sean capaces de anticipar los riesgos, actualizar y hacer cumplir las políticas. Los dispositivos deben tener la capacidad de monitorear y compartir información crítica y sincronizar sus respuestas para detectar amenazas.

 

¿Suena muy futurista? No realmente. Una nueva tecnología que recientemente ha acaparado la atención contiene las bases para dicho enfoque de automatización. Esta ha sido llamada Seguridad de Redes Basada en la Intención (Intent-Based Network Security –IBNS-). Esta tecnología provee visibilidad extendida a través del total de la red distribuida y permite que las soluciones integradas de seguridad se adapten automáticamente a los cambios de las configuraciones de la red y cambien las necesidades con una respuesta sincronizada contra amenazas.

 

Estas soluciones también pueden dividir de forma dinámica los segmentos de la red, aislar los dispositivos afectados y deshacerse del malware. De igual manera, las nuevas medidas y contramedidas de seguridad pueden abastecerse y actualizarse automáticamente, conforme se muevan o desplieguen nuevos dispositivos, servicios y cargas de trabajo desde y hacia cualquier parte dentro de la red y desde los dispositivos hasta la nube. La estrechamente integrada seguridad automatizada permite una respuesta general contra amenazas mucho mayor que el total de todas las soluciones individuales de seguridad que protegen la red.

 

La inteligencia artificial y el aprendizaje mecánico se han vuelto aliados significativos para la ciberseguridad. El aprendizaje mecánico será reforzado por los dispositivos repletos de información del Internet de las Cosas y por las aplicaciones predictivas que ayudan a salvaguardar la red. Pero asegurar esas “cosas” e información, las cuales son objetivos o puntos de entrada ya listos para los cibercriminales es un desafío por sí mismo.

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