El miércoles 6 de abril, mediante su cuenta de Twitter, el gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció que se implementarían inspecciones adicionales por oficiales de Texas DPS en los puertos de entrada con los estados de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Chihuahua.
Su justificación fue lo que definió como el fracaso de la administración de Joe Biden y la necesidad de su gobierno de detener inmigrantes indocumentados escondidos en vehículos comerciales, en lo que fue un reto directo al gobierno federal y a la agencia de aduanas de los Estados Unidos, CBP, quienes ya hacían las revisiones exhaustivas necesarias. Múltiples grupos de trabajo y asociaciones, incluyendo la asociación de US Customs Brokers, MVCBA, inmediatamente nos comunicamos para estar alerta.
La realidad es que no sabíamos el impacto que tendría esta medida en la operación, se tenían interrogantes de la extensión de las revisiones y qué postura tomarían los oficiales de Texas DPS al ver un impacto en el flujo de mercancías; cuando iniciaron el jueves 7 de abril nos dimos cuenta de que estábamos ante el peor escenario que pudiéramos imaginar: la fila en el puente internacional de Reynosa-Pharr estaba prácticamente paralizada. Normalmente, estas inspecciones se hacían en aproximadamente 3% de los vehículos, ahora eran de tipo enhanced, es decir, el nivel más alto de escrutinio y hechas al 100% de las cargas, lo que detenía toda la fila, impidiendo que CBP procesara liberaciones de manera expedita. Las principales asociaciones de nuestra región nos comunicamos y coincidimos que estábamos en una situación difícil, pero esperábamos que hubiera un cambio en la medida ante tales disrupciones.
Cuando el viernes, sábado y domingo continuaron las revisiones en su mismo estado, inclusive con el impacto que representaba, nos dimos cuenta de que era una crisis. Las largas filas no solo eran una inconveniencia, CBP comunicó que el jueves solo cruzó alrededor del 30% de las cargas habituales y ya se reportaban pérdidas millonarias por falta de entregas y deterioro de producto perecedero.
Para empeorar aún más la situación, se nos comunicó que algunos transportistas planeaban un bloqueo del puente de Reynosa-Pharr, molestos por tiempos de más de 15 horas para cruce y días de espera en Mexico. Ante la noticia, se convocó a una reunión el lunes a primera hora con el juez del condado de Hidalgo, Richard Cortez. Estuvieron presentes representantes de la MVCBA, Canacar, index Reynosa, Pharr International Bridge, TIPA, Asociación de Agentes Aduanales de Reynosa e importantes empresarios. En la reunión hablamos de lo incongruente de la medida, sabíamos plenamente que inmigrantes no utilizaban vehículos comerciales para cruzar la frontera, lo hacían a través del Rio Grande, además de que Texas DPS no tenía mejores herramientas y procedimientos que CBP para detectar drogas y contrabando. El juez Cortez fue claro al decir: “Este es un problema político que requiere una solución política”.
Entendiendo esto se continuaron estrategias para llamar la atención de gobernantes y ciudadanos; se lograron pronunciamientos en contra de la medida por Congresistas como Henry Cuéllar y Vicente González, inclusive una declaración por la Casa Blanca, el gobierno de México también expresó su inconformidad. Se dio cobertura nacional continua por medios como The Wall Street Journal, The New York Times y el Washington Post, hicimos múltiples entrevistas a medios locales y estatales. Y por supuesto se dio comunicación e importantes gestiones a través de los gobiernos locales, especialmente la ciudad de Pharr.
Todos estos esfuerzos contribuyeron para lograr la recapitulación del gobierno de Texas que produjeron los acuerdos con los gobiernos de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Chihuahua, que trajeron una conclusión a esta crisis, al menos por ahora. Finalmente se entendió lo que buscaba Abbott: una victoria política.
Se hizo un gran esfuerzo para importar mercancías por otros puertos y tratar de mitigar el impacto en lo posible. Pero la capacidad de otros puertos no fue suficiente, por lo que los daños económicos y reputacionales son importantes. No creo exagerar cuando escribo que esta es la disrupción más importante de las últimas décadas en el comercio exterior de nuestra región, y no podemos atribuirlo a un fenómeno de la naturaleza, a una crisis económica, ni si quiera a una pandemia global. La politización del comercio exterior ha causado el mayor daño.
Por: Adrián González, de Global Alliance Solutions