De acuerdo con la frase: “Lo que no se define no se
puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se
degrada siempre”, los KPI (Key Performance Indicators) o indicadores clave de
rendimiento resultan ser, en esencia, un medio objetivo de medición para
cumplir con un propósito económico, corporativo y al fin humano-remuneratorio.
Resulta claro que la medición es imprescindible en
la gestión de negocios, toma de decisiones o planeación estratégica, así como
también indispensable para llegar a un objetivo orden de resultados y desempeño
humano.
El discurso de productividad y de bienestar se
torna más importante cada día e incluso se refleja en los KPI que podemos
encontrar insertos en cláusulas clave de contratos colectivos de trabajo que se
hallan vinculadas con la productividad de la fuente de trabajo.
En consecuencia, ¿qué medir? y ¿cómo medirlo?
resulta ser trascendental, no solo en el aspecto emocional-individual de cada
colaborador, sino también en la consagración de mejores negociaciones
colectivas en pro de los patrones y trabajadores como colectividad.
El ambiente laboral también es medible bajo ciertos
indicadores como la confianza de los colaboradores, el nivel de rotación, el
compromiso con la organización, el índice de robo o mermas y la satisfacción
laboral.
Gracias a que el aspecto laboral es medible, puede
ser mejorable y eso se evidenció con la entrada en vigor de la NOM 035 en
octubre del 2019. El objetivo primordial de esta norma es lograr lo que se
autodenomina como “Entorno Organizacional Favorable”: “Aquel en el que se
promueve el sentido de pertenencia de los trabajadores a la empresa; la
formación para la adecuada realización de las tareas encomendadas; la
definición precisa de responsabilidades para los trabajadores del centro de
trabajo; la participación proactiva y comunicación entre trabajadores; la
distribución adecuada de cargas de trabajo, con jornadas de trabajo regulares
conforme a la Ley Federal del Trabajo, y la evaluación y el reconocimiento del
desempeño”.
Así de importante es el contar con KPI’s, que la
definición técnico-legal de entorno organizacional favorable culmine justamente
con: la evaluación y reconocimiento del desempeño de cada trabajador. Esta
culminación de lo que la Administración Pública Federal está impulsando, sería
imposible sin KPI’s que den certeza a todo el sistema emocional y psicológico
de cada colaborador, quien sabrá exactamente cómo y por qué es evaluado y
reconocido de cierta manera.
Por último, cabe mencionar que, si pudiésemos
aprender una lección de modernidad, de justicia y de medición objetiva es esta:
ojalá los líderes supiéramos utilizar la medición no sólo para remunerar y
negociar, pero también para reconocer y cuidar el óptimo desempeño de nuestros
colaboradores.
Dar reconocimiento puntual es trascendental en el
capital emocional y psicológico de las fuentes de trabajo ya que, en cuanto a
ambiente laboral se refiere: contar con colaboradores que gozan de un entorno
organizacional favorable incrementa la productividad, mejora los resultados del
negocio y coadyuva al bienestar social; y en esta correlación, saber remunerar,
reconocer, cuidar y comunicar es solo posible si se sabe medir.
Una organización con buenos indicadores de medición
es una organización en constante proceso de mejora.
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