El ser humano tiene una particularidad que lo define: su capacidad de inventar. Desafortunadamente, a veces ese don de creación genera riesgos hacia la misma especie, como sucede con la tecnología.
Muchas veces creemos que competimos con la tecnología: quisiéramos saber tanto como las computadoras, poder almacenar ese volumen de información que las vuelve tan importantes para nosotros. Por otro lado, obtener esos datos nos serviría para ofrecer soluciones a los problemas, desde lo común a lo complejo.
Lo cierto es que lo primero no tendría mucho sentido porque todo lo que aprendemos tiene vigencia, así que terminaríamos con una infinidad de datos, la mayoría de ellos obsoletos. Lo segundo es más complicado de averiguar, porque vivimos en un contexto que nos exige aprender con rapidez, especialmente en industrias como la manufactura.
Hoy, la industria manufacturera vive momentos de optimización tecnológica en todos los procesos posibles para evitar perder tiempo, prevenir algún tipo de accidente, reducir costos e incluso para ser sostenibles. Sin embargo, la tecnología no vino a competir, sino a complementar nuestro trabajo, hacerlo mejor, optimizar su crecimiento.
Mucho se ha hablado de la necesidad de incrementar la competitividad de las Pymes a través de capacitaciones al capital humano, no obstante, agregaría que podemos desarrollar incentivos para que las y los trabajadores se interesen en complementar y actualizar sus habilidades en las plantas.
La verdadera pregunta es cómo lograrlo: definitivamente se puede conseguir a través de la triple hélice que nos permita hacer alianzas con las empresas, la academia y el gobierno. Y como en cualquier proyecto, la mejora se da con la inversión para ser el enlace entre las Pymes y las empresas tractoras.
Es lo que toca al Clúster de Electrodomésticos, hemos construido una red de capacitación con el reconocimiento “Taiichi Ohno”, en conjunto con la Asociación de Becarios de México en Japón (ASEMEJA) y la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA, por sus siglas en inglés).
Desde el CLELAC nos propusimos incentivar al personal de la industria a través de capacitaciones especializadas, acordes a las necesidades que impone el nearshoring en nuestra entidad, y fundamentadas en las buenas prácticas japonesas y la facultación, con el objetivo de que todo el personal sea capaz de resolver problemas en cualquier área donde se encuentre.
Cada sector ha incluido la tecnología de forma muy particular; en nuestro caso, el área de los electrodomésticos requiere conocimiento en nuevos procesos como la manufactura aditiva, los electrodomésticos interconectados, la conectividad 5G, los sensores de movimiento, inteligencia artificial, big data y analítica, etcétera.
Al mismo tiempo, tenemos que promover el desarrollo de habilidades blandas que permitan al talento desenvolverse mejor en una industria que requiere de resiliencia ante la gran demanda de productos y el crecimiento que tendrá en los próximos años. En estos momentos podemos predecir que el crecimiento de la industria alcanzará hasta el 8%, siempre y cuando las habilidades blandas y duras tengan el mismo valor en la estrategia de actualización de conocimientos.
Es precisamente el liderazgo, la inteligencia emocional, el pensamiento crítico, la gestión del conflicto, entre otros, lo que no podría tener actualizaciones programáticas, lo que vuelve irreemplazable el trabajo del humano en las plantas manufactureras.
Quienes han sido reconocidos con Taiichi Ohno, han podido prosperar después de estar en contacto con expertos de la industria por siete meses intensos de capacitaciones en Japón. Los resultados son evidentes, se desenvuelven mejor cuando exponen un proyecto, desarrollan estrategias, entre otras acciones mucho más apegadas al análisis y el desarrollo del negocio desde cada área en particular.
Con ello, se han logrado resultados personales y para sus equipos de trabajo, amplificaron sus conocimientos e incluso consiguieron ahorros en sus procesos industriales; tan solo en las dos primeras ediciones, los ahorros fueron de 11 millones de pesos.
Recién hemos anunciado la tercera edición de Taiichi Ohno. Mientras estamos a la espera de los proyectos que buscan mejorar sus procesos, ya podemos contar los resultados anteriores: la participación de 250 personas, 40 asesores y 30 horas de capacitación, así como la posibilidad de un proyecto con posibilidad de registro de patente.
Si de algo estoy segura es de que la industria debe trabajar en conjunto para permear en cada eslabón, desde el proveedor más pequeño hasta la empresa con mayor trayectoria, porque solo así es posible tener un contexto completo de nuestras necesidades y aquellas cosas que podemos mejorar.
Como Clúster, nos toca ser ese puente de comunicación, especialmente ahora que el nearshoring tiene en la mira a México como proveedor principal a nivel global y que la tecnología viene a simplificar las cosas, siempre y cuando se sepa aprovechar.