Las perspectivas para 2022 en el mercado laboral no son optimistas, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La primera advierte que los daños de la crisis socioeconómica causada por la pandemia Covid-19 son de largo plazo, pues, aunque se espera una recuperación del empleo, esta será lenta y estará caracterizada por una mayor desigualdad, más pobreza y menos trabajos dignos. La OCDE, por su parte, advierte que, de no abordar la desigualdad y la exclusión creadas, la productividad y la recuperación económica sufrirán un impacto negativo.
“No obstante este panorama desolador, es necesario concentrarse en buscar soluciones sinérgicas. A los gobiernos les toca diseñar planes de asistencia y reactivación, a las personas actualizarse y cuidar su salud integral. Y para las organizaciones, la tarea es imaginar cómo construir mercados laborales más resilientes”, señaló Mauricio Reynoso, director general de Amedirh.
Los grupos más afectados por la pandemia son los trabajadores informales, las mujeres y los jóvenes. En México, por ejemplo, se perdieron 10.5 millones de empleos informales frente a 2.4 millones de empleos formales, De acuerdo con el reporte "El mercado laboral mexicano tras un año de pandemia" (IMCO), mientras que globalmente la caída de la ocupación femenina fue de 18%, la de los jóvenes entre 15 y 24 años fue casi 2.5 veces mayor a la de los adultos.
México continúa ocupando el penúltimo lugar en inclusión femenina en el mercado de trabajo de América Latina y el Caribe, con una participación en la fuerza activa de 45,4% de las mujeres contra 77% de los hombres.
“La crisis nos ha afectado a todos, pero es innegable que los grupos más desfavorecidos se vieron perjudicados de manera desproporcionada, lo que resulta en familias con menos ingresos y, por tanto, en un aumento de la pobreza”, reconoció Reynoso.
Para Amedirh, las respuestas que se den a esta crisis desde los gobiernos y la iniciativa privada deben aquilatar las desigualdades socioeconómicas y, sobre todo, deben poner a las personas por delante.
“Solo así se resarcirán las heridas dejadas por la pandemia en el tejido social o, cuando menos, se contribuirá a que no se profundicen más. Las empresas tenemos una posición de piedra angular y mucho que aportar en este sentido, comenzando por valorar a nuestra gente”, concluyó Reynoso.
