México no inició 2020 con el pie derecho en términos de empleo, pero ni el peor pronóstico imaginaba siquiera una situación como la que desde marzo tiene a las empresas inmersas en un insólito juego de estrategia y azar.
“El optimismo por los nuevos empleos que podría traer consigo la ratificación del T-MEC contrastaba con el pronóstico de la Organización Internacional del Trabajo de la pérdida de unos 172,000 empleos, dado el desempeño de la economía mexicana en 2019”, sostuvo Mauricio Reynoso, director general de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos, AMEDIRH.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del tercer trimestre de 2020, hubo una disminución de 3.6 millones de personas en la Población Económicamente Activa, al pasar de 57.3 millones a 53.8 millones. La tasa de desocupación pasó de 3.7% a 5.1% a nivel nacional.
Por otra parte, un estudio de Manpower reveló que mientras 7% de las empresas contemplan aumentar sus contrataciones, la mayoría confía en que será a principios de 2021 cuando podría recuperarse la mitad de los empleos perdidos. En tanto, la búsqueda activa de puestos de trabajo parece estar contenida de momento, pero es de esperar que, al reactivarse la economía con mayor fuerza, las personas tendrán como principales opciones el autoempleo o la informalidad.
En todo caso, la mejoría depende en gran medida de la evolución de la pandemia. No obstante, por razones tan complejas como el propio ser humano (desde la politización del uso de mascarilla hasta el desgaste emocional por el confinamiento), en distintas zonas del mundo han aumentado los casos, postergando la anhelada recuperación económica.
“Para ganar esta partida, los líderes deben echar mano de resiliencia, flexibilidad, imaginación y paciencia”, propuso Mauricio Reynoso.
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