Como parte de sus actividades
el Instituto Queretano de Herramentales (IQH) realizó una jornada de
conferencias para empresarios y estudiantes, titulada “Maestros de la
productividad” en la que se abordaron temas de Retención de Capital Humano y
Liderazgo Trascendental.
En la primera de ellas se
contó con Eduardo Medrano, presidente de la AMMMT como moderador; Jesús
Calderón, presidente del IQH; Tomás Salazar, director de Adecco zona Bajío y
Pascal Labelle, director de recursos humanos de Bombardier, quienes
compartieron sus experiencias adquiridas en sus empresas.
Durante este panel se
consideró al factor de la inclusión como el más relevante, hacer sentir al
trabajador parte de la empresa. Además se consideraron factores como el
horario, reconocimiento, el trato de los mandos intermedios, salario, entre
otros.
Durante su presentación,
Tomás Salazar señaló que estos factores pueden variar conforme a la edad del
trabajador, ya que con ella va cambiando sus interés así como sus grados de
responsabilidad.
En tanto la segunda ponencia
de este ciclo fue presentada por Alfredo Elizondo de la empresa Michelin,
quien compartió con los presentes los principios de liderazgo: aceptación de la
realidad, enfocarse y encontrar, hacer, exigencia de uno mismo y tener los
estandares más altos.
“El primer principio significa confrontar la realidad,
ver la realidad brutal, lo que implica aceptar el entorno y nuestras propias
aptitudes con el fin ver que se puede cambiar para mejorar y enfocarse para
solucionar”, mencionó el conferencista.
El segundo principio se refiere a realmente hacer
las cosas, no solo intentarlo o querer. Mientras que el tercero nos lleva
directamente a la acción, solo los que hacen o actúan consiguen las cosas, los
denominados “Doers”.
“El
cuarto principio es aptitud autodemandante, que quiere decir exigencia de uno
mismo más de lo que se le exige a los demás. Si gana la flojera o la pereza,
hasta ahí se llegará”, destacó Alfredo Elizondo.
El último
principio también aplicable no solo en el trabajo, sino en la vida misma, habla
sobre siempre tener los estándares más altos, lo que los japoneses llaman “monosukury”,
el siempre tener un alto desempeño en todo lo que realicemos.
